Relojes, bolsos, carteras, corbatas, cuadros, hasta la antigüedad de muchos objetos…..la lista de productos que se imitan a precio de ganga, asombra. Ya creíamos que estaba todo desenmascarado, hasta que ayer mismo se descubrió en Italia, más concretamente en Sicilia, una red que falsificaba coches con la marca Ferrari.
Hay quien dice, que si los sicilianos dedicasen la mitad de las energías que gastan para engañar al Estado Italiano, y a todo el que se presente, las aplicasen a impulsar su tierra y a renovar su sociedad, seguro que la histórica isla sería una de las avanzadillas en la innovación de Europa. Pero es que les pierde…
Los mecánicos trileros, no andaban con la bobada de llamarles a sus cacharros “Serraris” “Terraris” o “Perraris”, para que tontear, Ferrari con su rojo, con su negro, con su caballito rampante y todos los signos externos para que el comprador, por el precio que pagaba seguro que sabía que aquello era más falso que falso, se diese el pote y provocase la envidia de sus conocidos.
Parece ser que ya habían colocado veintitantos automóviles en el mercado. Artesanía pura y dura.
Los falsificadores unos tramposos de toma pan y moja, ahora que los compradores unos fantasmas como un castillo
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