31 enero 2007

2006 sobraron algunos días

La Naturaleza continuó, a lo largo del 2006, enviándonos avisos de que algo no acaba de funcionar en las relaciones entre ella y lo que hemos dado en llamar “progreso”. Largas sequías, lluvias torrenciales, temperaturas extremas, deshielos, ciclones en lugares sorpresivos, desplazamiento de las Estaciones. No encajan muchas cosas. Como queriendo ponernos la venda, antes que curar la herida, a la respuesta que estamos obteniendo a ese reiterado maltrato que infligimos al equilibrio ambiental, le hemos llamado “Cambio Climático” y ya está. Lo consideramos como una pieza más del Destino, y no tomamos en serio actuaciones, personales y/o colectivas porque lo consideramos como algo inevitable superior a nuestras fuerzas. Hechos nos faltan, palabras nos sobran. En el espacio de tiempo que hemos rotulado como 2006, cada mes batió un record en el desconcierto climatológico y tiene toda la pinta de que la cosa continuará.

Si en el 2006, el mes de Diciembre hubiera tenido veintinueve días, le hubiéramos podido llamar el “Año en que se abrió la puerta de la Esperanza”. Pero a Diciembre, al aparcamiento de Barajas, a la sociedad española les sobró el día 30. A España, desde hace cuarenta años, le viene sobrando un tajo de salvajes canallas aborrecibles que cercenan la convivencia, que con el terror, con sus actos de terror, pretenden chantajear a todo un País, a un País que ha sufrido y sufre tanta irracionalidad asesina.

Si en los calendarios del 2006, en el mes de Julio, hubiera desaparecido el día 3, no estaríamos lamentando la muerte de cuarenta y tres personas en un accidente maldito en el Metro de Valencia, no estaríamos indignados por la precariedad de los sistemas de seguridad, no estaríamos escandalizados porque había cosas que parecían presagiar la tragedia, pero no tanta tragedia, no estaríamos inflamados porque aquí, aunque pasen los años, aun no se sabe conjugar el verbo “cesar” y aun menos el “dimitir”, no estaríamos irritados porque escandalosamente, los unos y los otros, utilizaron la curva mortal y las victimas como un arma electoral más. Pero los días de Julio fueron como siempre treinta y uno. Julio trajo a Valencia a Benedicto XVI. La imagen, que dio la vuelta al mundo, del Papa rezando en la boca de la estación de Jesús, es la fotografía que puede resumir el paso del año 2006 por Valencia.

En Valencia, en la antesala del 2007, los sueños, los proyectos fueron tomando cuerpo. Vimos y paseamos las realidades, invitamos a que otros también lo hicieran. Los valencianos disfrutamos conociendo y reconociendo la Valencia emergente, redescubrimos la fachada al mar tanto tiempo olvidada. Como colectivo, iniciamos la recuperación de la autoestima, empezamos a ser conscientes de que otros españoles, otros europeos, querían conocer lo que habíamos hecho, lo que estábamos cambiando, fuimos conscientes de que se nos empezaba a admirar. Y todo esto pasaba en un año puente, expectante, vísperas de acontecimientos y de urnas.

Pero la vida es algo más que una cadena de grandes eventos, de grandes desgracias, por lo que cada uno de nosotros guardará un punto de referencia personal para este año, como una etiqueta para archivarlo en los estantes de la memoria

Dentro de unos años, cuando alguna vez se nos ocurra mirar hacia atrás, el 2006 traerá buenos recuerdos o pesadillas de fracasos, de cosas que nunca debieron de pasar, otras veces sencillamente será el año en el que tampoco lográmos averiguar que era eso de los mp3, mp4, ipods y demás aparatejos que ahora nos desbordan, y que seguro que para entonces, para dentro de pocos años, antes de que sepamos para que sirven, se considerarán cosas tremendamente anticuadas.

Fernando Martínez Castellano Enero 2007

Publicado en el Anuario de Las Provincias 2006

puntos negros

Me preguntaba, si el Ayuntamiento de Valencia tiene un Registro de los Puntos Negros de los cruces y avenidas, en los que se vienen produciendo, una y otra vez, castañazos en los que resultan dañados personas y vehículos.

Sería deplorable que no existiera tal Registro, pero parece casi tan lamentable, observar que machaconamente se repitan, en el mismo lugar, los mismos accidentes.

Claro que las cámaras de vigilancia de Tráfico, están para algo y claro que sirven. Aun se escuchan los frenazos y los golpes, cuando ya han acudido, por regla general, dos o más coches de la Policía Local para poner orden, una unidad de Bomberos para extender arena sobre los líquidos derramados, una ambulancia, por si acaso, y una grúa para dejar expedita la calzada.

Ante el hecho, hay respuesta rápida. Lo que ya no resulta tan rápido, más bien va a paso de tortuga, es lo tocante a eso de prevenir.

Existen cruces, avenidas, giros a la izquierda en vías rápidas sin carriles de espera, calles aun de doble dirección, en los que el número de accidentes al cabo del año supera al número de días. El peligro se palpa, pero no se perciben soluciones, que las hay, tendentes a evitar lo que es evitable.

Quizás habría que repensarse lo de colocar caballones de hormigón, asesinos de amortiguadores o cintas rumorosas de lado a lado de la calzada, para conseguir que muchos conductores levanten, de una vez, el píe del acelerador. O habría que aligerar las aceras de publicidad para remediar tanta distracción. O cambiar los semáforos con luces del tamaño de neumáticos para que nadie dijera que no lo ha visto. O estudiar, de verdad, las razones por las que en algunas avenidas se supera la velocidad del Circuito de Cheste, queriendo algunos recuperar el tiempo “perdido” en atascos. O hacerse el ánimo de eliminar los giros a la izquierda en lugares en los que este giro es una de las causas de accidentes en cadena en los que se ven implicados tanto los conductores culpables, como los que no. O un poco más de educación. O aplicar, lo del Carnet y los Puntos dentro de las ciudades que es la medida que todo el mundo parece entender.

Todo es corregible incluso lo del tráfico, caben medidas políticas y técnicas.

Fernando Martinez Castellano 23 Enero 2007

Publicado en Las Provincias 26 Enero 2007

23 enero 2007

el efecto fallido

Situémonos. 18 Marzo 2004. Cuatro días después del Domingo 14 en el que se produjo la gran sacudida electoral que dio la victoria al PSOE. Lugar, Terraza Alameda Palace. Nit del Foc. Tras el Castillo se fueron formando corrillos. En uno de aquellos grupitos se instalaron, de paso eso si, un destacado dirigente socialista, dos o tres de sus palmeros adjuntos, un joven periodista y el que esta columna firma.

El dirigente socialista, muy ponderado de normal, se dejó llevar por las alegrías de los entonces aun calentitos sorpresivos resultados electorales, lo que le condujo a atreverse pronosticar, bueno más que a pronosticar a aseverar con todas las de la ley, sobre el inmediato futuro y aun más allá. “Esto está “chupao”, en el 2007 barreremos. El efecto ZP dejará tanto a Rita como a Camps en los banquillos de los reservas. Iremos como motos detrás del tirón de la Moncloa”. Siguió con su perorata, jaleado por el entusiasmo de sus acólitos “En el primer Consejo de Ministros del nuevo gobierno, se aprobaran unas cuantas desaladoras para la costa y aquí paz y allá gloria” A uno de sus asesores, experto en dar golpecitos a la espalda de cualquier interlocutor, se le ocurrió rematar la jugada recordando que tampoco la última traviesa del AVE se iba a quedar atrás.

Allá, en aquellos idus de Marzo, se las prometían felices y bien felices, el dirigente y la compañía, con un discurso que repitieron tantas veces, en aquella noche y en muchas más noches, mañanas y tardes, que acabaron durmiéndose, en los laureles apostillará alguno, en los laureles ajenos asegurarán otros. Y se tiraron a la bartola, convencidos que el efecto ZP les succionaría hasta la meta electoral. Se durmieron pero que muy profundamente, sin llegar a aprovechar las miles de ocasiones que desaprovecharon.

Ahora, que están de moda las películas de ilusionistas, deben de estar comprobando, el dirigente, la compañía y los palmeros, que de la chistera de la Moncloa no han aparecido ni desaladoras, ni últimas traviesas, y que en lugar de echarles una mano a ellos, les sucede lo contrario. La chistera de la Moncloa se está quedando vacía de conejos y lo que es peor, porque nos afecta a todos, de ideas.

Fernando Martínez Castellano 17 Enero 2007
Publicado en Las Provincias 19 Enero 2007

13 enero 2007

la gran ocasión

Estamos todos de acuerdo que el 2007 puede ser el gran año para Valencia. Un año esperado, un año excusa, un año referencia para las crónicas futuras de la ciudad. Un año en el que se recogerá lo hecho y se intentará exprimir todos los gajos de esta oportunidad. Un año en el que quizás tengamos depositadas demasiadas expectativas, demasiados perros atados con longanizas se han venido anunciando.

Hasta el Mago de Cefalu, que predijo el desplazamiento de Rubio, pero que no acierta ni una terminación de lotería, ha confirmado que pese al cambio climático, pese al empeño que ponemos todos en que todo se vaya al garete, parece ser que habrá vida más allá del final de este año que estamos estrenando. Aunque el ejemplo sea muy trillado, hay que decir que el 2007 no es el final de la carrera, solo es la llegada de una etapa en la que se tiene que estar ya pensando en como plantear la siguiente y la siguiente de la siguiente. Es una marcha sin fin, para la ciudad escaparate, la que quiere ser visitada, admirada y la ciudad de sus vecinos, los que la continúan, los que la quieren vivir.

Moderación, no morir de éxito, pensar en mañana, que no nos ciegue el humo, deberían ser los mensajes de puertas adentro de los valencianos. Al exterior, que lancen el Estado, la Generalitat, el Ayuntamiento las imágenes más impactantes de lo hecho, de lo que se está haciendo, acompañadas de algunas que nos ha dejado el pasado. Que entre los tres Organismos consigan que nos conozcan en Cincinnati, Brisbane y hasta los espectadores de las televisiones nacionales españolas. Que promocionen todo lo nuevo y lo viejo, no importe quien lo haya pagado.

Las cámaras de cientos de cadenas de televisión estarán en Valencia, pero no solo van a recoger la Nueva Dársena, la Ciudad de las Ciencias, Aqua y El Corte Inglés, también querrán conocer más, queremos que conozcan más de una ciudad que es mucho más que un decorado. ¿Está la ciudad equilibrada? ¿En que notan los barrios antiguos de Valencia tanto evento a su lado? ¿En que ha mejorado la vida de su Barrio? La respuesta es sencilla, basta con que miremos a nuestro alrededor con la curiosidad del visitante, de cuando nosotros somos visitantes.

Fernando Martinez Castellano 9 Enero 2007

Publicado en Las Provincias 12 Enero 2007

la copa y un día más

“Con viento mi esperanza navegaba; perdonóla la mar, matóla el puerto”. El autor Lope de Vega. Dado los momentos que vivimos, por favor, aplíquenla al asunto que quieran, desde la vanas expectaciones rotas, hasta que ni los Reyes Magos ni Papá Noel les hayan traído lo que creían merecer. La frase la tomé de una agenda del año que hemos cerrado. Se van los años, el gran problema de España queda. No hay manera de hallar el camino que lleve la ilusión a la realidad.

En la vieja agenda, también me he encontrado con otra cita, que ahora me viene como anillo al dedo. Esta es de Graham Greene, “Aquellos que compartieron nuestra niñez, nunca parecen envejecer”. Esta frase si que se la quiero aplicar a la insistencia de José María Gonzalvo para convocar y mantener unidos, a un puñado de compañeros que compartimos, hace ni se sabe cuantos años, pupitres, castigos y admiraciones. Ahora los convocados, de vuelta todos de todo, están volviendo a recuperar, con la ayuda de la nostalgia, compañerismo y amistad. Dice José María que fue como un reto. Lo cierto es que lo está consiguiendo.

Y al hilo, ya que he mentado el reto de José María vamos a hablar de otro reto. De otro reto de verdad. Reto con mayúscula, es el que tiene por delante Valencia en el 2007. La apuesta es para Valencia, por encima de políticos y de colores, que tiene que ser embajadora de si misma y del resto de España ante el futuro. Se acabó eso de ser “el secreto mejor guardado”. Tenemos que ser la admiración, no me gusta la palabra “envidia”. Desde el más próximo, de ese que pasa de todo lo que no sea Madrid o Barcelona, al más alejado, a ese que no va a tener más remedio que buscar en Google donde cae España y dentro de ella donde está Valencia.

Ese digamos que es el reto de presentación, el escaparate. Pero hay mucho más. Hay que guardar el equilibrio entre una ciudad lanzada hacia el mañana y una ciudad cargada de historia. Hay que hacer posible la coexistencia entre una ciudad para ser visitada y una ciudad para ser vivida. Una ciudad para el 2007 y la misma ciudad para muchos y muchos días después.

Otro reto, mucho ojo con los precios en la hostelería, no sea que haya quien crea que todo el 2007 va a ser “Fallas”.

Fernando Martinez Castellano 3 Enero 2007

Publicado en Las Provincias 5 Enero 2007

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