26 julio 2014

¿PARA ESO LES PAGAMOS EL SUELDO?

La cornada en el cuello que le asestó un toro embolado a una joven, en Picassent, tuve la desgracia de verla en un telediario en un país extranjero. Desgracia la de la muchacha haciendo equilibrios entre la vida y la muerte. 22 muertos en los últimos 7 años. Lo mío fue más suave, vergüenza al tener que explicar, lo que tú no comprendes, sobre que es eso de armar con bolas de brea encendidas las astas de un toro para que el ¿personal?, se divierta un poco. Tan inexplicable como que además, el festejo sea alimentado, muchas veces, con dinero público, en una Comunitat en la que persiste la amenaza de que los recortes van a ir a más.

Ya en Valencia, escuché muy de pasada que Serafín Castellano, y Jorge Bellver, habían hecho unas declaraciones preñadas de indignación.
Ya está, pensé, Castellano, estrena el cargo de Delegado del Gobierno Central, cantando las cuarenta, por el asunto de la financiación a nuestra Comunitat, le dice a Montoro y sus Subsecretarios, que dejen de racanear y menospreciar al Gobierno Valenciano.

Ya está, seguí pensando, Jorge Bellver, exprincipe, uno de los que teóricamente manda en los parlamentarios populares, está manifestando que ya está hasta el moño de la manera como el Ministerio de Fomento, con Ministra al frente, nos está tomando el pelo con el asunto del Corredor Mediterráneo y que él, Jorge Bellver, exconcejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Valencia, sabe de los quebrantos presentes y futuros que va a causar la no solución del túnel pasante y la paralización de la Estación Central en Valencia.

Pero NO, Castellano y Bellver, no andaban por ahí, por reclamar, por decir que ¡ya está bien!, tal como dicen los rojeras de los empresarios valencianos, porque seguro que ahora para Fabra, Bellver, y Castellano los empresarios valencianos deben de ser peores que los de Podemos.  

La indignación de Castellano-Bellver, es para decir que quien ataca als Bous al Carrer, ataca a la cultura valenciana. ¿Cómo? ¿Qué?

Oiga, ¿para eso les pagamos el sueldo?.

Fernando Martínez Castellano

19 julio 2014

ALGODÓN DE AZÚCAR

La penúltima gota, ha sido el reconocimiento, por el actual gobierno valenciano, de la manipulación de los balances de la Comunitat durante unos ejercicios y unos gobiernos populares presididos por Francisco Camps.

Decir, que Camps ha sido uno de los peores gobernantes que ha pisado el suelo valenciano y el territorio nacional, es una afirmación, como mínimo, muy caritativa.

Los quiméricos proyectos, algunos estrafalarios, que se alumbraron durante el tiempo que Camps presidió el Consell, evidencian, como ya por entonces algunos ya pronosticamos, que estaban soportados sobre nubes de algodón de azúcar, sin ninguna base económica que los apoyase. 
Era como si en los sótanos del Palau se hubiera descubierto una mina de oro. Pero no, no había ni mina ni oro. Solo espejismos. Planes ilusos para unos ciudadanos deslumbrados hasta el adormecimiento, que no querían ver ni oír más allá de la chistera y el conejo.

Repasas uno a uno todas las presentaciones, todos los bombos y platillos, todas las maquetas, todos los grandes postres, todos los power points. ¿En que han quedado?, en nada, en carteles sobre solares, en obras a medias, paralizadas y en deudas desde la primera a la última piedra.

Se quiso equilibrar la Comunitat sobre ficciones. Y vaya si se logró. Confeti para todos. Se sembraron las tres provincias con ciudades, “Ciudad de..” Teatro, Música, Pilota, Luz, Lenguas, de lo que quisiera el personal. Humo y más humo. Millones de euros y más euros escapándose por los sumideros de la fanfarria. El pan y circo en su máxima expresión.

Y aquí estamos, desacreditados, desmoralizados, abatidos, señalados por los medios de derechas y de izquierdas. De querer ser la California del Mediterráneo, la Florida de Europa, hemos pasado a tener que escucharnos que somos la Grecia española, por la economía y por las ruinas.


¡Ay don Francisco!, usted es el gran culpable, pero no es el único.Tampoco eso es consuelo para los ciudadanos valencianos. Le acompañan los que a usted le pegaban “unes cabotaes que se trencaben el coll”, por mucho que ahora pretendan subirse al tren del "Estamos Hartos".  Culpables, muchos.

fmc 17 julio 2014

05 julio 2014

EL ESCROTO

No sé que me ha impactado más, si el retorno a lo de la falta de testículos de uno de los leones del Congreso de los Diputados, sito en Madrid naturalmente, o la imagen, todo sea por una eterna campaña electoral, del President Fabra, subido en un autobús de la EMT de Valencia, haciendo como que “picaba” un bono-móvil.

Lo de la ausencia de genitales de uno de los fieros guardianes del sacrosanto edificio de la Carrera de San Jerónimo, en Madrid por supuesto, ya es para nosotros los españoles, como lo del monstruo del Lago Ness, allá en la casquivana Escocia, que aparecen y desaparecen, el gigantesco saurio y los leoninos testículos, tan pronto como traspasamos el solsticio de verano.

Los vaivenes, los enredos de la instalación de los leones, Daoiz y Velarde o Hipónemes  y Atlanta, no tienen desperdicio, historias del Siglo XIX que se repiten en el XXI. Lo chusco y las corruptelas no nos han abandonado desde los tiempos de María Castañeta. Solamente con ese par de esculturas, Arjona y García Berlanga hubieran hecho una película. En los USA, con menos, te hacen una serie con cuatro o cinco temporadas.

Ver a Fabra, picando en el bus, ya es como de ciencia ficción, no por el uso de las nuevas tecnologías, y si porque Alberto Fabra no debe de haber subido a un transporte público desde sus años mozos, entendiendo que el coche oficial, aunque se pague con dinero público, no es transporte público.


Pero hay que llenar una agenda vacía de fondo y forma. No queramos que el President, pierda el tiempo con una insistente reclamación de financiación para esta Comunitat abandonada, o vigilando qué está sucediendo con la venta del Valencia C.F. s.a.d., venta en la que están involucradas además de la Fundación, el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana, un proceso de venta, con unas consecuencias que pueden llegar a ser terribles en la desilusionada, desmoralizada, sociedad valenciana. 

He comenzado hablando de testículos y he acabado aquí, debe de ser cosa del subconsciente.
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