13 julio 2013

USTEDES Y NOSOTROS


Hay que felicitarles, lo han conseguido. La línea, ya es un foso, a un lado ustedes al otro el resto de la ciudadanía. Las distancias que nos separan cada vez mayores. Y no les importa nada, y eso que dentro de unos meses, las europeas, vendrán a buscar nuestro voto, ¿Con qué argumentos? ¿Con qué querrán embaucar otra vez? ¿Transparencia? ¿Regeneración? Venga ya.
Estiran y estiran, la cuerda de la paciencia con su codicia sin límites.
Claro que no se les respeta, a ustedes a los políticos, a los que han transformado el servicio al pueblo, por una profesión similar a aquella que tenía Luís Candelas.
Claro que no se les respeta, porque ustedes no han hecho el mínimo tic para hacerse de respetar.
Lo están pisoteando todo. Unos por acción y otros que por consentir, por querer continuar arriba del machito, se han convertido en cómplices.
Muchos de ustedes no tienen cuentas en Suiza, ni apartamentos en Marbella o en los Pirineos, ni cuentas secretas, pero muchos de ustedes saben de compañeros de partido, de compañeros de cargo público, que se han enriquecido a una velocidad de pánico, pero muchos de ustedes saben de “las mordidas” que se pegan o han pegado a infinidad de constructores, pero muchos de ustedes conocen de cómo se han saqueado empresas públicas, pero muchos de ustedes han estado callados, mudos, ante las tropelías que alguno de sus conmilitones hicieron en las fenecidas cajas de ahorros, pero muchos de ustedes contemplaron, sin pestañear, como, por ejemplo, en la Feria de Muestras entraba tanto hormigón como cancelaban ferias.  

Los ciudadanos, los que resignados pagamos impuestos, los que costeamos todas sus equivocaciones y derroches pasados y presentes, los que vamos a sufrir esta Crisis hasta quedarnos sin gota de sangre, estos ciudadanos no merecemos por parte de ustedes ninguna explicación y por favor no nos pidan ni apelen al espíritu cívico, precisamente ustedes que están matando la ilusión que los de mi generación, pusimos en la llegada de la Democracia. 

08 julio 2013

LA MAS HERMOSA

Leí, días atrás, un artículo de Pablo Salazar en el que reclamaba un maquillaje urgente para la Plaza de la Reina, la plaza más visitada, quizás también la más fotografiada, de Valencia. Retoque, a la espera de tiempos mejores, las arcas municipales no dan para más. La Caja de los euros está vacía y la de las ideas no parece estar mejor.
Compartí, al instante, el calificativo para la explanada, el hueco, el espacio o lo que sea, y es, el de ser una de las plazas más deslucidas de Valencia, salvada por el Miguelete, la puerta barroca de la Catedral y la torre de Santa Catalina, que no es poco. 
Al día siguiente me la paseé, tranquilamente, y estuve, aun más, de acuerdo con cada una de las palabras de Salazar.
A Valencia, como a cualquier otra ciudad, se le quiere tanto o más, destacando los puntos a mejorar que cantándole las loas más desmesuradas.
Ya que tenemos cazada una de las plazas más vistas, en la que hay casi tantas mesas y sillas como peatones, en la que hay que caminar en fila india, ya tenemos una plaza en la que en las mañanas de verano los hedores de los orines de los caballos llegan a superar los sudores de los viandantes, ya tenemos una plaza en la que están presentes todos los tipos de establecimientos hosteleros. Ahora hay que ir a la otra cara.
Vamos a intentar encontrar la plaza más hermosa de Valencia. Pregunto a los amigos.
La plaza de la Iglesia de Campanar, es la tranquilidad en medio de avenidas, el sabor de años, me dijo Altea.
La plaza de la Iglesia de Santa María del Mar, al lado de las Atarazanas, o la Plaza de los Ángeles en el corazón del Cabañal, me escribió Miguel.
José María, que se patea todo, me envió un correo con fotos.
La plazoleta del Correo Viejo, junto a la iglesia de San Nicolás.
La del Patriarca en Otoño.
La de San Luís Beltrán al lado del Almudín.
El Parterre, ¿jardín o plaza?.
¿La Plaza Redonda?
Cualquier plaza en la que se haya parado un poco el tiempo, libre de tráfico y casi huérfana de mesas y sillas.

Buscaré durante este verano. 
No será mal entretenimiento.

05 julio 2013

COMER CON UN AMIGO

Ayer comí con mi amigo Gustavo. 
No pretendo que sea noticia comer con un  amigo. A Gustavo lo conoce media Valencia y la otra mitad no sabe lo que se ha perdido. 
Para mi, comer con Gustavo, tener una larga sobremesa, es como comer conmigo mismo cuando titubeaba por los quince, cuando caminaba por los veinticinco, cuando volaba por los treinta y cinco, tropezaba a los cuarenta y cinco, volvía a tropezar en los cincuenta y cinco, me serenaba a los sesenta y cinco y ahora en la espera de lo inesperado charlo con los amigos.
Tras hablar de lo humano y lo divino, de lo que son los hombres y lo que son sus religiones, después de haber repasado anécdotas que ya habíamos repasado miles de veces, después de haber hablado de amigos que veíamos y ya no veíamos, después de reconocer, Gustavo, lo guapas que son mis primas, va y a nosotros, a un par de señores mayores, en los periódicos dirían “un par de ancianos”, se nos ocurrió y lo comentamos con Altea, con Koldo, hablar de la Valencia que vivimos, que pateamos, yo en el día, y él un poco más tarde, de aquella Valencia que se nos fue. De aquella ciudad, de la que de vez en cuando nos envían enlaces de Internet con colecciones de fotos antiguas de unas calles, unas plazas, unos edificios, que muchas veces ya no están, pero nosotros recordamos haberlas visto, haber visto aquellos tranvías abarrotados, aquellos sogeas que acercaban al personal a las playas, anteriores a la popularización del seiscientos, antes que aparecieran las francesas y los bikinis en este lado del Mediterráneo.
Y no sé porqué, saltamos desde la Plaza del Ayuntamiento, antes con otros singulares nombres, de la plaza de los sesenta al impersonal y vacío espacio actual, y a la España que cada día se despierta con noticias más inquietantes que el día anterior, a los sobresaltos que cada mañana nos pegan a los señores mayores.

No sé como decirles, antes que causas mayores lo impidan, coman con viejos amigos, hagan largas sobremesas, caminen hacia atrás. Es más sano que hacerlo en el presente.

PD

Días después de haber escrito y publicado esta columna en Las Provincias, un amigo nos invitó a comer, a Ximo Castillo a y mi, en un restaurante de la playa de las Arenas. uno que dice que es "estimat" ¡¡¡Qué cañazo!! le pegaron a Rafa Cobos. ¡¡Que desproporción entre calidad y precio¡¡ Que no se quejen de "lo mal que van las cosas a los hosteleros", no se puede cobrar 25 euros por un plato de arroz con alguna gamba pelada, con algún trozo de sepieta, el resto de la comida en ese mismo plano. Un timo. 
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