14 diciembre 2004

cómo pasar de todo

En un principio me resultó bastante duro que la palabra “matar” formase parte del título de un artículo, pero después de haber oído al señor Zaplana decir tras la comparecencia del presidente del Gobierno en la Comisión del 11M que “Zapatero dejó el diario de sesiones sembrado de bombas”, me pareció que a la clase política con su desmedido afán de transmitir “titulares” en lugar de mensajes, se le ha caído el oremus de las albardas.

Con el título “Cómo matar el transporte público” se publicaba en LP(12-12-2004) un artículo del concejal Matías Alonso. Deduje que era Valencia, pese a que no se nombraba, la ciudad en la que estaba sucediendo lo que de una manera clara describía el edil socialista, para llegar a tal conclusión ayudaban los nombres de las calles y el interpelado señor Novo responsable de la circulación rodada en nuestra ciudad. Colegí que era Valencia a pesar de que con mucha templanza, bordeando la generosidad, casi se refería, el señor Alonso Blasco, en futuro a esa “muerte”, en lugar de utilizar el más explícito “Cómo se ha matado....”.

Todo el mundo sabe que el señor Novo, Alfonso para los amigos, es mucho más “listo”, mucho más inteligente que el mismo señor Novo cuando ejerce de gestor de lo que se mueve por nuestras calles y muy en especial cuando desempeña el papel de presidente de la Empresa Municipal de Transportes.

Todo el mundo que conoce la trayectoria política del señor Novo, y no lo digo, ni mucho menos, porque en su momento saltase de un partido político a otro, es una persona muy viajada, se ha movido innumerables veces por los países europeos, casualmente por aquellos de los que tenemos mucho que aprender, lo raro es que sus experiencias visuales europeas no las haya aplicado en el área municipal de la que es, por delegación, casi el máximo responsable.

La propuesta, que el concejal Matías Alonso efectúa en el antes mencionado artículo, para la remodelación de la avenida del Puerto, de dos direcciones para el transporte público en una vía de una sola dirección, es una puesta en práctica muy vista en Europa, incluso en Valencia la tenemos en la calle Escultor Capuz, y parece mentira que el señor Novo no haya caído en la cuenta.

Fernando Martínez Castellano 14 Diciembre 2004

Publicado en Las Provincias

03 diciembre 2004

derroche

Una de las sorpresas, aunque para algunos no es tanto, que deparan los Presupuestos Municipales para el 2005 es constatar que en un espacio de unos cuatrocientos metros, más o menos, se gastará el 5% de lo previsto para el mantenimiento de jardines en la ciudad de Valencia. El lugar que goza de tal privilegio no es ni un parterre donde el personal pueda pasear tranquilo, tampoco es una recoleta plaza al modo de los rumorosos “patios” de Córdoba, el punto que se lleva tamaño despropósito es un puente, cruzado al día por la milésima parte de peatones que de raudos vehículos hacia la caza del próximo semáforo verde.

Aquellos que rebautizaron el “puente de las Flores” como el del “Capricho”, quizás se quedaron cortos, hay otros sinónimos de “capricho” bastante más claros, antojo, extravagancia, incongruencia e incluso tontería.

Es de difícil comprensión que mientras se propicia este despilfarro económico y floral, que cada año va a ir en aumento, existan zonas de Valencia en las que un día dejaron caer unos gigantescos maceteros, hoy secos, en los que se plantaron cuatro murcianas que duraron, por falta de cuidados, dos semanas. Hay muchos barrios carentes de zonas verdes o si las hay con cuatro arbolillos y dos setos medio muertos, medio marchitos y con unos artilugios destrozados para que jueguen los críos. La Policía Local ¿de Barrio?, esa que van a dotar con ordenadores portátiles para anotar carencias y estropicios, puede elaborar largas listas sin apenas esfuerzo.

Pero además de la desproporción, en la parte del mantenimiento, que se va a llevar el dichoso puente, lo que es evidente es la nula capacidad del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Valencia en la búsqueda y compromiso de entidades y empresas que patrocinen o ejerzan el mecenazgo sobre asuntos puntuales de la ciudad. Iberflora, o Rain Forest que está en todas partes, perfectamente podrían correr con el asesoramiento, con alguna que otra colaboración, o rectificación, para que los adornos florales temporales del puente del derroche, le cuesten a las arcas municipales lo menos posible por los siglos de los siglos.

¡Ah!, y que a nadie se le ocurra colgar macetitas en los cables del próximo puente atirantado.

Fernando Martínez Castellano 3 Diciembre 2004

Publicado en Las Provincias

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