25 noviembre 2005

BANDARRAS Y BANDURRIAS

Fuentes bien informadas me han asegurado que los grandes partidos, van a poner en marcha un experimento para elaborar las listas electorales del año 2007. Algo así como OT pero al revés.
Hartos de infidelidades, de lenguaraces que rajan por las esquinas, de tránsfugas que se van con el primero que les susurra palabras de amor al oído, ahítos de que les pongan cuernos políticos con la primera recalificación que aparezca, han decidido cortar por lo sano. Nada de que los pretendientes a figurar en las listas sean recomendados de la señora muy señora del Jefe, nada de que tengan más rollo que una fabrica de papel higiénico, los estrategas del PP y del PSOE han coincidido en la prueba de la desafinación musical.
Se ha constatado que los últimos tránsfugas, esos que han sonado en los medios, esos que han provocado que se acordasen de su santa madre, tenían una común inclinación por lo musical. Se empieza a relacionar la infidelidad política con ciertas habilidades en la cuerda, el viento y el (vil) metal.
De Maruja Sánchez, aquella que con su salto de pértiga pasó de los socialistas a los populares, le dio la alcaldía de Benidorm a Eduardo Zaplana, y ¡Oh casualidad! se enchufó de por vida, de ella se dijo que era vocalista o boca lista.
A Tamayo y Saez, mesetarios ellos, les decían que eran unos tunos, fino sinónimo de pillos, bribones o truhanes.
Del último ejemplar conocido, en el arte de secuestrar la credencial, se ha destacado su dominio de la armónica y nada más.
Hay muchos más trásfugas, muchos más dinamiteros, de alguno de los cuales también se tiene constancia de interesadas inclinaciones por el cante y baile.
Pero si hay bandarras que cantan “el si te he visto no me acuerdo”, también hay quien recibe con brazos y bolsillos abiertos a estos desvergonzados “refugiados políticos” subastadores de sus miserias. Como siempre hay más trasfondos económicos que políticos en esos extraordinarios cambios de trincheras, vamos a dejar las caídas del caballo, las conversiones instantáneas, las destapadas de corrupciones que no les dejaban ni dormir, a páginas de la historia muy lejanas, a santos varones, que poco tienen que ver con todos estos tanguistas que orlan los horizontes hispanos.
Fernando Martinez Castellano 25 Noviembre 2005
Publicado en Las Provincias el 28 Noviembre 2005

PUENTES Y GOTERAS

Estamos en días de conmemoraciones, días de algodón y jabón, primeros días de lo que, antes de los cambios climáticos, se llamaba Otoño. Al fin, las deseadas lluvias, y con ellas las evitables goteras. Lluvias, que sin llegar a “gota fría, dejan al aire vergüenzas y vuelven a destacar las eternas dudas sobre el control de calidad que se ejerce, o debería de ejercerse, en las sub-sub-sub-sub-contratadas obras, pagadas con los dineros públicos.
Lo de las goteras en la zona ampliada del Palau de la Música, Palau que en su día fue calificado como “obra faraónica”por un Concejal del PP, quizás entonces aun era AP, suena un poco a “churro” como diría el “mira quien habla” señor Acebes. El churro no es el Palau, que se ha quedado menudito, ni aquel Concejal ya retirado de la política, lo que desafina es que cuatro gotas saquen los colores de la cara a quien todavía se sonroje. Nos quejamos, con razón, de que apenas ha llovido en los últimos meses, por no decir años, y va y cuando llueve, estallan las alarmas y las averías.
¿Habrá contactado la Concejala Mairén Beneyto, con el teléfono municipal ese que arregla todo en 72 horas, para que de una vez le solucionen el enojoso problema de las goteras en el Palau de la Música?. Si aun no lo ha hecho, ahí va una sugerencia, y si ya telefoneó, que no se confíe, pues hay baches que se repararon, deprisa y corriendo, y ya están para que algún vecino haga otra llamada.
Pero lo del control de calidad y las goteras es un pecadito venial en ese laberinto culebrón de subcontratas, total unos mochos, unos pozales y unos desconchados que el tiempo curará, lo peor, lo más grave, lo que te hace pensar en funambulitas inseguridades, es el desmoronamiento de puentes, en tendidos del AVE que se hunden, en los escasos estudios del terreno, en la alta siniestralidad laboral, todo provocado por las prisas de última hora, por querer recuperar en meses, en función de la carrera electoral, los tiempos que se perdieron en dirimir si eran galgos o podencos y por supuesto por la pela, por las pelas, por los sacos de pelas.
Tengo un duda, ojalá fuera una sola, ¿intervinieron sub-sub-sub contratas en la construcción del Acueducto de Segovia? ¿Y en las Torres de Serranos? ¿Y...?
Fernando Martinez Castellano 23 Noviembre 2005
Publicado en Las Provincias el 25 Noviembre 2005

18 noviembre 2005

UN ESCALON UNA MURALLA

Es una historia que no es única, es tan simple como amarga. Tristeza es lo que genera el ver a una mujer empujando, con mucho esfuerzo, una humilde silla de ruedas en la que lleva a su hijo y a un trozo de madera en la red debajo del asiento de su chico. De su desprotegido chico. Mi amigo Carlos, dominando lo descriptivo, les diría que el hijo es un niño con cuerpo de hombre, y que la madre coraje tiene bastante menos edad de la que aparenta. La he vuelto a ver otros días, en la misma acera, con su hijo, la silla, la madera y alguna bolsa. Observándola, he tenido la sensación de invadir su intimidad, aun estando en medio de la calle.
La buena mujer, avanza como puede sorteando todos los obstáculos de las aceras. Cuando tiene que cruzar la calle, si se encuentra con que existe una rampa y además no hay ningún automóvil invadiéndola, entonces puede pasar. Cuando no hay rampa, hay miles de aceras que no las tienen, o un egoísta ha plantado allí su coche, pasa por donde puede, echándole aun más agallas a su sacrificio, busca huecos entre muchos más coches, entonces saca de la bandeja la tabla y la coloca junto al bordillo para que haga de escalón y le pueda suavizar el esfuerzo de subir o bajar. El tablón, el gran invento. Después, se agacha, recoge la madera y avanza hacia lo que le espera en la siguiente esquina. He sentido una gran vergüenza, por ser un mirón desde lejos, por no correr a ayudarle, por la pasividad de otros y por la que a mi me toca. No queremos darnos cuenta de que las aceras están llenas de impedimentos para quien empuja una silla de ruedas, un carrito de niño, o palpa los peligros con un bastón blanco.
A esta pobre madre, para la que un escalón es una muralla, y que ha solicitado, no recuerda desde cuando, para su hijo, una silla con motor eléctrico para hacerle, menos dura la vida diaria, a esta mujer, y a otros y otras que se hallan en las mismas circunstancias, tengamos un poco de prudencia cuando les hablamos de mega proyectos, de grandes eventos, mientras somos incapaces de rebajar bordillos, facilitarles más ayudas, o cuidar donde aparcamos. Cuando para muchos de ellos, su casa es su prisión, su calle un acantilado, y el resto de Valencia algo muy lejano.
Fernando Martínez Castellano
17 Octubre 2005
Publicado en Las Provincias el 18 Noviembre 2005

17 noviembre 2005

EL JARDINERO FIEL

Siento una especial predilección por John Le Carré, quizás sea cuestión generacional aunque me lleve unos cuantos años, quizás sea proximidad ideológica, aunque seguro que no es coincidente.
En sus artículos sobre la cruel, injusta y avasalladora intervención de los aliados en Irak, notaba que él decía lo que yo quería decir, que el expresaba una rabia que a muchos nos hervía en el interior. Desde Marzo del 2003 los acontecimientos no han hecho más que darle la razón, demostrar que acertó en cada uno de los avisos que lanzó. Los errores y horrores cometidos por la gran potencia militar estadounidense desgraciadamente solo han servido para evidenciar que todo se justifico sobre un Himalaya de mentiras. A propósito de las mentiras de Estado, vale la pena leer más de una vez “Amigos absolutos”, de Le Carré, publicada en España en los primeros meses de 2004.
He leído y releído muchas de sus novelas. En la primera lectura he devorado el contenido en busca de la trama. En la segunda lectura he paladeado la novela, la he destripado, he captado muchas de las claves de la jerga utilizada por el autor británico.
John Le Carré siempre ha querido enviar más de un mensaje en sus libros. “El Jardinero fiel”, es un claro ejemplo de esta pluralidad. Es un libro aconsejable y se acaba de estrenar una película, con el mismo título, basada en él, también muy recomendable.
El jardinero fiel, nos lleva de la mano para que comprendamos que no somos nada en manos de las multinacionales, en este caso farmaceuticas, y para acercarnos a los pueblos subsaharianos, para que nos demos cuenta de que las huidas, de sus hombres y mujeres, hacia Europa no obedecen ni a viajes de capricho ni a toures turísticos.
John Le Carré es mucho más que un escritor de novelas de espías.
Fernando Martínez Castellano
17 Octubre 2005

11 noviembre 2005

72 HORAS

Aunque eso de 72 horas suene a título de película, a novela negra, a tango desgarrado, aunque parezca todo eso, aun es más, es el nuevo servicio que ofrece el Ayuntamiento de Valencia a sus ciudadanos. Sobre el papel, está pero que muy bien. El compromiso que ha querido asumir el Equipo de Gobierno Municipal, es que usted, marca un número de teléfono gratuito, el 900721172, comunica que ha visto un agujero en la calzada o una sima en la acera y casi antes de que haya colgado, ya hay una brigadilla metiendole mano al desperfecto. Por lo menos eso dicen que harán. Es algo así como lo del “plan pons” que en siete días hacía bello hasta a Álvarez Cascos, pero en versión urbana.
Y es que aquí en Valencia, no nos andamos con tonterías o tenemos cosas que ni se aclaran ni se arreglan ni aun bajando del cielo ángeles y arcángeles o nos las quitamos de en medio, o eso decimos, en más / menos 72 horas. Ni días, ni meses, horas.
Imaginemos que por una de estas, lo de las reparaciones expreso a golpe de teléfono, va y funciona. Sigamos soñando con que nuestro Ayuntamiento pueda ser tan eficaz que no haya “lista de espera” en las intervenciones de parcheo. Imaginemos las movidas telefónicas que pueden llegar a producirse. Los famosos bloqueos de centralitas de las operaciones triunfo se van a quedar pequeños al lado de los que pueden llegar a darse en el 900721172. Un ejemplo, el firme de la Gran Vía de Fernando el Católico está en estado tan calamitoso, la Administración Municipal se ha olvidado tanto de ella, de la Gran Vía, que los que queremos que mejore su estado, no vamos a tener más remedio que llamar mil veces para que arreglen los mil baches, o le peguen una pasada de asfalto, a toda ella, aunque no estemos en Verano que es cuando se deberían de realizar estas intervenciones.
Lo interesante, al margen de que se debería hacer una verdadera “operación reasfaltado” en gran parte de la ciudad, lo deseable es que exista fluidez e inmediatez entre la Administración y los ciudadanos, que estos tengan respuestas y que no los lleven, como están llevando, de Herodes a Pilatos, a los vecinos de Patraix que solo piden que les den alguna explicación sobre la gigantesca ampliación de la subestación eléctrica.

Fernando Martínez Castellano
10 Noviembre 2005
Publicado en Las Provincias el 11 Noviembre 2005

04 noviembre 2005

PIEDRA NEGRA

Antes que nada, a las aceras de Maestro Rodrigo, a la vera de Campanar, les han plantado unos bancos que baten todos los records de impersonalidad. En la elección del mobiliario urbano, el Equipo de Gobierno Municipal en Valencia, saca un suspenso del que no se recupera por mucha repesca que haya.
Por lo que dicen los telediarios, el gobierno de Tony Blair, ha puesto en marcha un pequeño examen para comprobar si ha calado la britanidad en aquellos que solicitan la nacionalidad del Reino Unido. Menos mal que en nuestra paciente España, pese a las variadas leyes de extranjería, a nadie se le ha ocurrido, hasta ahora, plantearse una cosa por el estilo, aunque hay que reconocer que lo menos que se puede pedir es que se conozca algo sobre el país del que deseas ser ciudadano, porque los examinados irían de cabeza intentando entender algo. Por estas fechas, en los últimos años, suelo andar entre desconcertado y cabreado, por no comprender algunas cosas. Mientras que por un lado reclamamos, con toda la razón, la españolidad de las diecisiete autonomías, por otro estamos absorbiendo, a pozalazos, modas de origen que nos es muy lejano. Repatea más, el hígado y todas las vísceras vecinas, el escuchar a un presentador de televisión en emisión nacional “Hoy día de Halloween...” cuando resulta que siempre, para toda la cultura hispana, ha sido el Día de Todos los Santos. No se si es que se va por el camino de lo laico o de lo pijo. Creo que van por lo comercial-pijo. Son cosas que eso, que aun no me acostumbro a oírlas y aun menos a admitirlas.
Nos movemos a impactos, a golpes de miedo, sea con hallowines, con estatutos o con alarmas gripales que se acercan a aquello del ántrax que manejó a su antojo la Administración Bush. Todo sea para acongojar al personal.
A propósito de gripes, de Estatutos se hablará mucho, sobre todo del proyecto catalán que parece interesar a los valencianos bastante más que su propio proyecto de Estatuto, en el revuelo de los contagios gripales, me ha telefoneado un lector preguntándome si pueden ser peligrosas para la salud los cientos de estorninas cagadas que recibe su coche en Marqués del Turia. Le pasaré la pregunta a Carlos Pajuelo, garantiza su contestación.
Fernando Martínez Castellano
3 Noviembre 2005
Publicado en Las Provincias el 4 Noviembre 2005
Powered By Blogger