30 mayo 2012

KENTUCKY Y LUZ


No acabo de entender porqué persisten los conflictos entre la organización de la Mostra de Vins de la Comunitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia. Ojala que en el 2013, celebrará la Mostra sus primeros veinticinco años de vida, el Ayuntamiento, la concejalía o el negociado que corresponda, no les ponga tantas trabas e historietas, como les ha puesto, por ejemplo, este mismo año. Los tiempos que corren no están para hacer asquitos a nada ni a nadie, precisamente desde unas administraciones a las que se les pone así de grande la boca diciendo que quieren promocionar todo lo promocionable. Ahora más que nunca, están para apoyar a quien se mueve. Los bodegueros valencianos exportan millones de litros de vino a todo el mundo, vino que no tiene nada que envidiar a riojas y riberas.
En eso y allí estábamos, un grupo de amigos, en la Mostra, cuando conocimos a Kentucky y a Luz. Le llamamos Kentucky porque tiene una pinta, que no vean,  de “guiri” y creyéndonos que era extranjero, al instante, se desplegó la hospitalidad valenciana, que si prueba de esto, que si prueba de lo otro. El “falso guiri”, en un principio, se dejó llevar Al final resultó que Kentucky se llamaba Jorge, que era la tercera vez que salía con Luz, que quería una cuarta, una quinta y en el futuro un par de testigos. Como en el fondo, todos somos unos románticos, acabamos brindando, unas cuantas veces, por el destino de Kentucky y Luz.
 ¿Por que les cuento todo esto?, porque no quiero hablar del trancazo que te pegas cuando escuchas, en un Telegiornale, en un idioma que no es el tuyo, el hundimiento de la cuarta entidad financiera de tu País, cuando te dicen en otra lengua, que la Spagna  está llena de agujeros económicos, porque no quiero ni acordarme de los nombres de aquellos que integraron el Consejo de Administración, o como se llame, de BFA, porque ahora Luís De Guindos dice que en Bankia se han cometido errores tras errores, porque no quiero recordar aquellas discusiones que si fusiones verticales, transversales o como fueran, porque me fastidia que se hayan reído de nosotros,  porque prefiero un futuro, por corto que sea, lleno de buena gente.   

24 Mayo 2012

ME PICA LA CURIOSIDAD


En los últimos tiempos, quizás por las convulsiones en la Comunidad Valenciana, he leído y oído muchas veces “Esto no es Sicilia”. Como nunca he acabado de pillar la insistencia de la comparación, o el temor que esa comparación cada día sea más cierta, me he hecho el ánimo de ir de turista a la isla más grande del Mediterráneo.
En Palermo, visitaré el Spasimo, allí hay una lápida recuerda que aquella nave gótica fue silo del trigo con destino Valencia. Caminaré por “quattro canti”, cuatro chaflanes con enormes estatuas de los reyes de España, Carlos V, Felipe II, Felipe III y Felipe IV. Allí mismo visitaré la Basílica de San Giuseppe y me aconseja Altea, que cuando me haya repuesto, me dirija a la Chiesa de Casa Profesa, que tome aire, antes de que me vuelva a hipnotizar el Barroco y la policromía del mármol. Iré al Teatro Massimo, en Primavera las entradas para la opera cuestan 25 euros.
Y me sigue hablando Altea, de la Basílica de Monreale, los mosaicos más impresionantes del mundo, y de San Martino delle Scale, un bosque de helechos a ocho kilómetros de Palermo, y muy cerca de allí, Portella Della Ginestra lugar que el 1 de Mayo de 1947 por la masacre de las escopetas de Salvatore Giuliano y sus sicarios, pasó a la historia de la infamia y arrastró aun más a Sicilia hacia su leyenda negra.
Altea, me describe los kilómetros y kilómetros de trigo verde punteado con el rojo de las amapolas. Sicilia en primavera es la antítesis de la imagen que se tiene de ella. La frescura del paisaje dará paso tras la siega a los secarrales beiges.
Y las calas de mar transparente a las que aun no ha llegado el ladrillo, solo oleadas de piedra pómez flotando. Y las puestas de sol.
Y el Valle de los Templos en Agrigento, el Barroco en Ragusa, Ibla, Noto, los Teatros griegos de Siracusa y Taormina. Y el Etna vivo, eructando cada 10 segundos, y la luz de su fuego en la noche como diciendo ¡aquí estoy, no os descuidéis!
Me pica la curiosidad. Voy a dejar leyendas a parte, y estar preparado para cuando, allí, lea u oiga ¡Esto no es Valencia!, pensaré que solo es un recurso fácil traído por el momento. Valencia aun es Valencia, pese a muchos ineptos.
Fernando Martínez Castellano
11 Mayo 2012

QUE SALGAN LOS PAYASOS


Allá en los tiempos que los grandes circos atraían miles de espectadores, cuando levantaban gigantescas carpas en las que cabían tres pistas en las que se simultaneaban funámbulos, malabaristas, domadores, perritos, caballos, osos abstemios, elefantes indios y apaches lanzando hachas y cuchillos, cuando algo rompía aquel equilibrio de artistas y color, cuando los caballos estaban hasta las crines del látigo del domador, cuando un funámbulo tropezaba más veces que alguien que ustedes y yo conocemos, cuando a un malabarista se le caían las pelotas, los aros y los palotes, cuando el público comenzaba a murmurar, entonces el desesperado jefe de pista, tras haber jurado en arameo, daba ordenes para que salieran los payasos, los enanos, los zancudos, para que distrajeran el personal que abarrotaba las gradas. Como esto sucedía en los EE.UU., y allí se habla inglés, la expresión “Send in the clowns” adquirió la categoría de ser incluida en el lenguaje coloquial cuando se trataba de poner tranquilidad en un conflicto de la naturaleza que fuese.
Nota musical al margen: Frank Sinatra y Barbra Streisand han hecho versiones maravillosas de la canción “Send in the clowns”. Vale la pena buscarlas y escucharlas. La canción va de conflicto de pareja.
Se utilizó durante un tiempo el “que traigan los payasos”, como años después utilizamos el ¡Tiempo!  procedente del baloncesto o la publicitaria “ kit-kat”.
Pues ahora, aquí en España, en la Comunidad Valenciana, en Valencia “cap i casal”, estamos para que “salgan los payasos” a la pista, para que impongan orden a tanto payaso(ahora en sentido peyorativo) que está bambando y estorbando la marcha de este gran País en el que parece como si se hubiese dado la señal para que entre una pandilla de no-se-qués tiren el prestigio nacional por los suelos.
¡Que empeño hay en meter la pata!. No hay Organismo, Consejo del Poder Judicial incluido, que se salve de tener incluso en su cúspide, “metepatas” por no decir descarados metemanos.
Estamos inmersos en una Depresión, no solo financiera, de todo y cambiamos mucho o esta vez si que Europa acabará en los Pirineos.
Mientras tanto, ¡Que salgan los payasos!

5 Mayo 2012

05 mayo 2012

MEDALLAS Y MEDALLONES


Cuentan, que cuando Nicole Kidman, se divorció de Tom Cruise, dijo a modo de resumen de su matrimonio, “Por fin podré volver a ponerme tacones”. En su primer día de divorciada llevó unos “manolos” de vértigo.
Pues algo más o menos, se va a poder escuchar en alguna estancia de El Eliseo, Paris, France, mañana domingo cuando se enciendan las farolas y las televisiones anuncien los primeros resultados de la segunda vuelta electoral. “Al fin me voy a poder quitar estas alzas que tanto me aprietan” dirá le petit Nicolas. “Ya estoy del zapato plano hasta el flequillo” exclamará la experimentada Madame Bruni. A muchos kilómetros de les Champs Elyses, del Paris de nuestros sueños, bastantes hispanos mortales, celebraremos con un “¡Toma Sarkozy!”,  la derrota de ese señor que en los últimos tiempos tiene más veces en su boca la palabra “Espagne” que Manolo Escobar en sus canciones. Escobar anda por las exaltaciones patrias y el aun presidente francés nos cita para ponernos a caer de un burro.
Y la cosa es que hace unos pocos meses le dimos, creo, que la más alta distinción española. Muy agradecidos, por su colaboración para eliminar el terrorismo que nos azotaba a nosotros y para ustedes estaba empezando a ser peligroso. Repito, Nico, gracias, pero estas gracias no impiden que diga que con demasiada coña has echado mano del mal momento que estamos atravesando los españoles, para regodearte de tus éxitos apadrinados por la tutora germana. En el fondo tienes algo de razón, últimamente estamos por aquí, con una inflación de valores y una recesión de ética y estética, que es para hacérnoslo ver.
Aunque en eso de reparto de las medallas y collares, aquí en España, no somos tan agradecidos como son los británicos. Aun no hemos hecho de la Orden del Imperio a “Torrente” a pesar de que haya hecho más méritos que “Bond, James Bond”, todo un compendio de narcisismo, fanfarronería, y agresividad, al que la Corona del United Kingdom acaba de elevar a los altares de los “Sires”.
¡Ay!, no nos acordamos de Torrente, Carpanta, Mortadela, Filemón…. Cuando vengan tiempos mejores, nuestros nietos, tendrán que darles, por lo menos, un marquesado.
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