31 diciembre 2014

EL PANEGÍRICO

El capellán, antes de dirigir unas palabras a los asistentes al funeral, observó el grupo de coronas que había junto al féretro, a las numerosas personas congregadas, caras conocidas, y dedujo en unos instantes algo, tan alejado de la vida real del fallecido, que cuando convirtió sus pensamientos en palabras, hizo que los hijos del extinto se mirasen entre ellos, asombrados, por lo que estaban escuchando, y que los nietos mayores, hiciesen guiños de extrañeza.

El panegírico del sacerdote, fue tan encendido, queriendo consolar a los hijos y al resto de la familia, tal vez también deseando engordar el cepillo de las limosnas, que adjudicó al difunto unas cualidades que éste, en vida, ni pensó, ni quizás quiso tenerlas. Mi abuelo Enrique, tuvo muchas virtudes, pero no fue precisamente la perseverancia en el trabajo, uno de sus rasgos a destacar, por mucho que, en su funeral, la bondad del oficiante quisiera concedérsela. Sus otras virtudes, hicieron que los nietos conservemos de él, de su paciencia, de lo que nos enseñó, un buen recuerdo.

Todo esto viene, porque me he acordado de la parte anecdótica del funeral de mi abuelo, porque me he tropezado con un artículo, escrito por un recién descendido desde otro mundo, que él afirma, superior, que es todo un panegírico, una loa, una colosal engreída adulación, jabón en busca de recompensa, dedicado a un figurado empresario, al que deseando darle tanta coba, llega a poner en ridículo.

Dejémoslo, estamos en el último día del 14, un año fatal, inolvidable aunque nos esforcemos en olvidarlo, igual que a sus colegas 13, 12, 11….¿hace falta retroceder más? Estamos apurando las horas, como si sumándoles veinticuatro más, fuese a cambiar todo, o tan solo algo, y sabemos que no va a ser así, pero nos lo queremos creer. Y nos lo repetimos y nos lo repetiremos mil veces, aunque reconozcamos que cada nuevo día, sea en el mes que sea, debería ser un nuevo año.

Así, que vamos a aprovechar las horas bobas de la tarde del 31 para hacernos listas, para nosotros. Nuestro resumen del 14, lo más querido, lo que nos han dado más repelús, los pequeño nicolases que todos conocemos, los pelotas, los gorrones que se pegan como lapas.

Le decía, días atrás, a un amigo, el 15 va a ser un año cargado de sorpresas. Aunque si sospechamos que habrá sorpresas, estas ya no serán sorpresas. Sorpresa no serán los resultados de las elecciones de mayo, serán la consecuencia del día al día que estamos viviendo, que estamos leyendo, que estamos escuchando. Sorpresa, más bien milagro, sería que obtuviese el PSOE, una diferencia que le permitiese gobernar, pero no será sorpresa el que vuelva a tener unos malos resultados, solo será la resultante de cómo está trabajando en los cuatro años que transcurren entre urnas y urnas.


Les deseo el mejor 2015, pese a salarios, pensiones, subidas, recortes, pese incluso a asombrosos optimismos. 

Publicado en Las Provincias 31 Diciembre 2014

25 diciembre 2014

TAREA DE VACACIONES

El equipo de técnicos del Valencia CF, antes de darles vacaciones a los jugadores, les han procurado unas notas sobre ejercicios que tienen que cumplir, para compensar los excesos que se suelen hacer en la mesa durante estos días de holganza.

Saliendo del fútbol, y entrando en otros terrenos aun más embarrados, también parece ser que en estos momentos, los que cocinan encuestas sobre las intenciones de voto de los valencianos, los de Valencia ciudad, endosan al PP una caída a 12 concejales, desde los 20 que tiene ahora. Concejal arriba, concejal abajo, con la Regla d’Hont por en medio desproporcionando, y pese a una oposición que por entonces, se supone, deberá de haber dejado de estar en Babia.

Ante una situación, como se les presenta a los populares, y teniendo por delante cuatro meses y poco, lo más lógico es que “alguien” les ponga, a los aun 20 concejales, unos pequeños quehaceres para las vacaciones navideñas.
Por ejemplo, que conozcan por dentro un bus de la EMT, con usuarios, que departan con ellos, sin miedos, sin vergüenzas, dentro de nada les tendrán que pedir el voto. Que ya en el bus, recorran la ciudad, percatándose de los enormes desequilibrios que hay en ella, dándose cuenta que existen cientos de solares que aun están anegados o embarrados después de las últimas lluvias de Diciembre, dándose cuenta de lo sucia que está la Ciudad más allá de su Zona Cero. Cuando bajen del bus, olfateen y comprueben lo mal que huele Valencia. Si recorren los barrios viejos aun les agredirán más los tufos. Hablen, vean, huelan, carguen los sentidos, son unas tareas de vacaciones que luego compartirán con sus compañeros. Hasta se reirán, antes de darse codazos para mantenerse en la carrera de las listas electorales.

Tecleando, me he acordado de aquel concejal popular, que quería regar las calles de Valencia con agua de limón, para que no olieran tan mal. Aquella cosa no pasó de ocurrencia, otras desgraciadamente si.

No voy a acudir al topicazo de lo de una imagen vale más que mil palabras, porque lo de mil se queda corto muy corto.

La fotografía publicada, aquí mismo en Las Provincias, lunes 22, en la que se veía un vecino esparciendo azufre en uno de los grandes pilares de Abastos. Un click para mostrar cómo los vecinos, se ven en la obligación de llegar donde los servicios municipales no llegan, para señalar que también en esto, en la limpieza de la Ciudad hay copago o repago.

Valencia, ahora mismo, su Ayuntamiento, tiene una Junta de Gobierno con todas las apariencias, síntomas, de estar muy agotada. Una Junta de Gobierno desbordada por problemas sin resolver, sin reivindicar deudas y sin exigir el fin de las obras a medio hacer, con negociaciones que hibernan en legajos interminables, con muchos sectores de la sociedad muy cabreados.

Vuelvo al fútbol, una vez Rafa Benitez dijo “Nos quedan dos meses de aguantarnos”. Quizás un poco más.


Tengan un buen paréntesis de Navidad.

Publicado en Las Provincias 24 de Diciembre 2014

18 diciembre 2014

LOS HEREDEROS

Que tiempos aquellos en los que las proposiciones de los Presupuestos de la Autonomía, servían para algo. 

Ahora, son otra simulación, cifras en agua corriendo, papel ajado, una manera más de completar el protocolo, tal como si la Comunitat no estuviese tutelada, como si no nos encontrásemos en las profundidades de la deuda, como si hubiéramos sido capaces de manifestar un gran “basta”, como si no contradijésemos nuestras reclamaciones a las pocas horas de haberlas hecho, como si no hubieran doblegado nuestra “fiereza” con dos golpes en la espalda y otras promesas, tan rumbosas que estamos convencidos que tampoco se cumplirán.

No se tiene ni  puñetera idea del alcance de los ingresos, más los prés-ta-mos o las aportaciones que se van a tener, que dependerán de la caprichosa generosidad del ministro de los dineros, de las encuestas electorales y sobre todo de los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del cuarto domingo del próximo Mayo y de las expectativas, malas, peores u horribles, que tras ellas se abran de cara a que entonces ya serán inmediatas Elecciones Generales.

En tanto a los gastos e inversiones, tres cuartos de lo mismo. ¿Recortes y de donde? Todo a la espera de los recuentos. Y a ver que sucede en el resto del 2015, mientras dure la cohabitación entre el Gobierno de Mariano Rajoy y las nuevas alianzas gobernantes, en municipios y autonomías, que surjan de las urnas dentro de unos pocos meses. Veintipocas semanas por delante, que descontando Fallas, Semana Santa y otras fiestas locales, quedan en nada.

Señalaban las noticias, hace días, que es en la Comunitat Valenciana donde más herencias se rehúsan. Hay quien prefiere decir no, antes que hacerse cargo de una vivienda con humedades, grietas, grifos goteantes, cuotas exageradas, impuestos municipales, gastos de notaría, plusvalías, aminoramientos de las plusvalías….y hay quien no quiere complicarse más la vida a cambio de una porción de un edificio en estado de reparación profunda.
Y con eso, se toparan los que accedan gracias a las nuevas alianzas a sus cargos en Junio. Saben o deben de saber con que se van a encontrar. Que no nos vengan entonces con lo de la “herencia recibida”. Tienen cinco meses para ponerse al día. Escarben y comuniquen. Los ciudadanos, incluidos sus electores, no les darán ni los cien días de cortesía, no están las cosas para cortesías. No tendrán un duro en Caja, ni un Gobierno Central dispuesto a echarles una mano. Aunque bien pensado tampoco es que hayan desde Madrid, desde los gobiernos del mismo color, ayudado mucho a los suyos de este lado de Contreras. Se reclamarán resultados al instante y la oposición será mucho más dura de lo que ha sido, quien ha tenido esa responsabilidad durante las dos últimas décadas.


En medio, los ciudadanos necesitados de transformaciones.

10 diciembre 2014

SHOW BOCHORNOSO

Este parece el menos malo, pensamos. Altea, pulsó el ok del mando. Más o menos, nos estábamos distrayendo con un programa mezcla de entrevistas y humor, que ya enfilaba hacia su apoteosis final, hacia el numerito de remate.
Y llegó. Vaya si llegó. Los presentadores eligieron entre el público a un par de voluntarios. Se trataba de subastar, a la baja, entre ellos y dejarse cortar el pelo al cero, en aquel instante, testigos los asistentes en el plató y en las pantallas de las casas de cientos de miles, quizás millones de telespectadores.

Las imágenes, los minutos, que siguieron, no pudieron ser más humillantes, más indignos. Para todos.

Una persona, una mujer, consintió que le raparan el pelo por un puñado de euros. “Es por vosotros, hijos” dijo mirando a la cámara, poco antes que el par de presentadores entraran, con la maquinilla en ristre en su cabellera.

Los que estaban en el plató, no se lo creían. Unos se reían y muchos se tapaban la cara. Los que estaban en sus casas, esperaban que asomara el truco, que la señora llevase una peluca de atrezzo, que alguien dijese ¡Basta, hasta aquí! No apareció nadie cantando “Inocente, inocente”. El rapado fue un autentico corte al cero. Baile, canción, fin del show y a otra cosa mariposa.
Quiero pensar que el aplauso final fue de la lata de aplausos, no del entusiasmo de los asistentes en la grabación.

Quiero pensar que los presentadores se sintieron muy avergonzados por el papel que les hizo desempeñar el guión, el share y el vil metal.
 
Apagamos la tele y no la rompimos porque no estamos para gastos.

Altea, giró hacia mí, y me dijo, “Este País, Fer, está perdiendo la dignidad a chorros, lo que le han hecho a esta mujer es miserable, si ha sido por una bufonada es miserable, si era una figurante es miserable, si lo han hecho por la audiencia es miserable, si los espectadores no reaccionamos nosotros también somos miserables. No puede ser que encima de la desdicha se haga espectáculo. Tocamos fondo”

Entonces, me acordé de una película de Sydney Pollack, “Danzad, danzad malditos”. Peliculon de los primeros años setenta. Entré en Internet, busqué en Filmaffinity y esta es la sinopsis de aquella película basada en una novela de Horace McCoy, “EE.UU., en plena época de la Gran Depresión. En medio de un ambiente de terrible miseria, gentes desesperadas, de toda edad y condición, se apuntan a una maratón de baile con la esperanza de ganar el premio final de 1500 dólares de plata. Mientras los concursantes fuerzan los límites de su resistencia física y psíquica, una multitud morbosa se divierte contemplando su sufrimiento durante días”

La gran depresión de los años treinta, tuvo efectos devastadores dentro y fuera de los USA.

La gran depresión de ahora mismo, ni se sabe hasta donde vamos a perder.


Ayer por la mañana, leí que al show indigno se le escapa la audiencia, también a chorros. 

Publicado en Las Provincias 10 Diciembre 2014

03 diciembre 2014

SOBREMESA, PUNTO DE GANCHO

Fue un día gris de la semana pasada, cielos cargados a la espera de vaciarse, fenómeno del que ya casi no nos acordábamos en estos pagos tan sedientos de agua, de financiación  y de justicia.

En la mesa éramos doce comensales, parte del Bosque Perplejo. Con personas tan variadas como las especies de un bosque. No vamos más allá de la palabra y alguna colación.

Apenas recuerdo lo que comimos, pero vamos a decir que nos reunimos alrededor de un gazpacho manchego, que queda mejor con el día que hacía y hasta con el nombre del restaurante.

En los entrantes, nos marcamos nuestras líneas rojas, no solo Fabra, el de la calle Caballeros, utiliza el rotulador, otros también lo manejamos incluso casi tan mal como él, con tantas dudas como él. Pero nosotros podemos meter la pata, él no debe. Acordamos hablar de lo divino y de lo humano, pero evitaríamos citar al omnipresente Nicolás y al inmaterial Corredor del Mediterráneo.

Creo que fue C., el que primero citó a Jorge Vestringe, y su sorprendente identificación con el neonato Podemos. No sé porqué, mi auto-corrector se empeña en sustituir Vestringe por Restringe, Nos perdimos en la relación y abanico de partidos y fundaciones por los que había transitado el inadaptado devoto de Fraga. Y claro, salió Don Manuel,  y la extraña postura de su partido en el referéndum de la Constitución, allá por el 78, y siendo Fraga Iribarne uno de los “padres”, uno de los co-redactores, cómo sus seguidores estuvieron por la abstención. Dado que los hombres, o por lo menos los que allí estábamos, somos cruelmente cotillas, cargados de años y aun más de memoria, volvimos a Vestringe, y hete que alguien recordó a su anterior esposa María Vidaurreta. Detrás de la ex de Vestringe, saltó a la mesa, ya íbamos por el segundo plato, el nombre de José Luís de Vilallonga, al que estuvo unida por el papel de couché, y por algo más, durante unos meses.

Vilallonga, decían que era marqués y grande de España, fue uno de los sablistas, bribones y caraduras más garbosos que ha pisado el planeta Tierra. Vilallonga presumió de saber mucho del Rey y aun presumió más, de haberse acostado con todas las actrices de Hollywood. Le regaló El País una página en su suplemento de fin de semana para que luciese sus encantos literarios, encantos con los que exhibió su desfachatez al copiar, letra por letra, la primera página de “Memorias de Adriano” de Margarita Yourcenar, para alabar, enjabonar al, entonces, todopoderoso Felipe González. Hablábamos de pícaros, y ¡zas! salió Nicolás. Nos saltamos, igualito que le sucede a Fabra, Alberto, las rayas rojas que nosotros nos habíamos marcado.

Ya estábamos en el cortado, descafeinado de sobre, cuando me telefoneó mi prima Fina Gil, recordándome que tengo que acercarme a Ontinyent en la Inmaculada.

Salimos a la calle, ya llovía, y todo seguía sin resolverse.

Publicado en Las Provincias 3 Diciembre 2014


Powered By Blogger