Claro que fue la Comunitat
Valenciana, la gran distribuidora de calzado, vestido, cerámica, muebles,
iluminación, abastecimos a medio mundo, vendimos vaqueros a sus inventores.
Fuimos una máquina de crear riqueza.
Pero en el camino, incluso
antes que apareciesen los manirrotos, se nos olvidó “vender” nuestra tierra, se
nos olvidó “colocar” un producto colectivo llamado Comunidad Valenciana. Ella
misma, la Comunitat, tiene que asumir que es algo más que kilómetros de suaves
playas, aun más que cientos de plazas hoteleras, bastante más que un soleado
retiro para miles de jubilados, y sobre todo que es mucho más que un ruinoso parque de
atracciones, bastante más que unos eventos tan pomposos como discutidos y
algunos fracasados, y muchísimo más que las vergüenzas que unos chuflagaitas
han dejado tras su paso.
Encontrándonos en las
circunstancias que nos encontramos, tenemos que gritar en viva voz, que ha sido
y que es esta tierra. Sin trucos, ni entre nosotros mismos, ni ante otros. Transparencia.
Reconociendo aquello que no se ha hecho bien. Recordando que nunca supo esta
tierra reclamar su papel en España. Sin acudir a pasados gloriosos, pero sin olvidar
nuestra rica historia. Sin tópicos. Sin consentir denominaciones como Levante,
Sudeste y otros laberintos geográficos. Sin que nos sigan asociando a
corruptelas y a que aquí cada uno que ha pasado ha arramblado con lo que ha
podido. Sin olvidar la fuerza de profundizar en el hermanamiento de Alicante,
Valencia y Castellón. Podando las ramas secas, sacando del cesto los frutos
podridos.
Desde Generalitat,
Ayuntamientos, Cámaras de Comercio, Asociaciones Empresariales y Vecinales,
Foros, Clubes, Redes Sociales, Medios de Comunicación, tienen que colaborar en
el relanzamiento de la Marca Comunitat Valenciana. Pacten el eslogan, contraten,
con mucha claridad, a los mejores, hagan marketing de este producto, créanselo,
limpien la cara, seguro que contarán con la colaboración de muchos ciudadanos
dispuestos a seguir creyendo en esta tierra y por lo hartos que están de estar
sirviendo, ahora mismo, como ejemplo de mal gobierno.
Claro que fuimos y por
supuesto que volveremos a serlo.