20 enero 2012

LEY DE COSTAS


Se preguntan ¿cómo es posible que hayamos estado en las manos que hemos estado? Sobrevivimos. Un milagro Seguiremos adelante como sea. Algo así, agita la cabeza de cientos de pasajeros del anegado Costa Concordia. Reflexión que sacude a los aun no repuestos turistas, y también revolotea sobre las cabezas de muchos miles más de ciudadanos con pasaportes distintos, que sin embarcarse en un crucero de lujo, clavados en tierra firme, asisten a otro naufragio aun más próximo. Día a día escuchan como se agrieta el casco de un navío que parecía insumergible. Día a día quisieran tapar las vías por las que penetra la inestabilidad. Día a día apelarían a todos, para que todos cubriesen las irresponsabilidades pasadas, las maniobras innecesarias, las superfluas exhibiciones, la insolencia de los acercamientos a la costa para un ¡¡ohhhh! y unas fotos, los brazos más largos que las mangas.
Saldremos de estas. Nos costará, pero saldremos. Solos, acompañados, medio intervenidos, tutelados, saldremos. Nos recuperaremos, porque aprenderemos de los errores cometidos. Porque nos seguiremos preguntando ¿Cómo es posible que hayamos estado en las manos que hemos estado? Y rectificaremos. Y Rajoy, deberá alzar la voz, tendrá que hacer de De Falco de la Capitanía de Livorno.
Porque es que ….
A cuadros te quedas cuando escuchas, las insólitas conversaciones de El Bigotes, ya todo un clásico de la historia trágico-cómica de España, la verborrea, el empalagamiento, los adjetivos del gran agenciador de las sombras valencianas.
Asombrado te quedas cuando reconoces la característica voz del que fue, ¡ay, ay ay!, el segundo de a bordo del Concordia valenciano, que igual le pedía, al de los mostachos, un móvil, cien gramos de caviar, que una Consellería.
Rematas cuando te pones a pensar, sobre el poder de influencia que debió de ejercer el señor Alvaro Pérez, al que alguien apodó “El Bigotes”, sobre quien parece que mandaba en la Comunidad Valenciana hasta hace unos seis meses.
Y entonces, comprendes porqué están muchas cosas como están.
El ministro Arias Cañete va a solucionar, al fin, los conflictos sobre los límites en las costas que van a quedar más claros.

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