21 diciembre 2012

ENFLACAR


Hoy que es el día en el que más suena la palabra “gordo”, resulta curioso apelar a lo de afinar la línea. En vísperas de las mesas en las que el consumo de calorías, está por encima del desborde, acudir a la necesidad de adelgazar, es como adelantarse al siete de enero, el día que llenos de buenas intenciones, nos hacemos el propósito, otro año más, de bajar los índices de colesterol y recuperar el agujero que perdimos en el cinturón, en los últimos quince días.

Pero cuando he titulado esta columna “Enflacar” diría que en lo que menos estaba pensando, es en lo de los post navideños “kilos de más”, ya se encargarán de recordárnoslo los doscientos mails que recibiremos dentro de nada, y la tele, y en “Más Salus” en estas mismas páginas.
 
Yo iba, por lo del enflacamiento, palabro al canto, de la Administración, del andamiaje del Estado, de todos esos organismos que una y otra vez dicen que se van a recortar pero que no se recortan. Con lo voraces que son las tijeras en otros ámbitos muy concretos y muy llenos de dolor, palabra, solo palabra, muy de moda últimamente, en la boca de los comunicadores del Gobierno, y sin embargo esas tijeras parecen de filo romo cuando tienen que entrar en el sacrosanto espacio ocupado directamente por los muñidores políticos. Ahí ya el dolor, como sería propio, duele más, y hay que tirarle muchos bemoles a eso de hacerse un poquito de pupa. Aunque el ahorro fuera sustantivo. Aunque lo haya recomendado Bruselas, que esto también lo ha recomendado.

Aquí, en España, se iba a reducir el número de políticos profesionales, se proyectaba limitar el sueldo de alcaldes, concejales y diputados provinciales, se pretendía fusionar municipios, que el sentido común se preguntaba porqué no estaban ya unidos, se planeaba estudiar la supresión de las Diputaciones Provinciales, se preveía….. Bastó una entrevista de media mañana del Presidente de la Federación de Municipios y Provincias con el Presidente Rajoy, y se acabó todo o mejor dicho ni se empezó.

No se entrará por ese camino, no habrá acuerdos con la oposición a la que tampoco le interesa podar, solo palabras huecas y más promesas incumplidas. 

22 Diciembre 2012 

15 diciembre 2012

PATRIOTAS DE PACOTILLA


El actor francés Gerard Depardieu en un alarde de protección de su cartera, ha mudado su residencia a Bélgica.

Les refresco la memoria, recuerden a Depardieu caracterizado, poco había que retocar, de Obelix, con unos pantalones sobaqueros de rayas anchas, abrazado a un complaciente y espléndido Francisco Camps, en los estudios de la Ciudad de la Luz, el fallido Hollywood alicantino. ¡El dineral que nos debió costar a los valencianos aquel gesto y aquella foto!, ¡El pastón que debe de haber enterrado, en esta España gimiente, en páginas de álbumes de recuerdos en compañías de todos los pelajes!

A lo que iba, la opinión publica y publicada francesa tienen un cabreo fino con monsieur Depardieu. La France, que llenó de condecoraciones al actor en el que están inmersos la grandeur, la grosseur y le grossier, está que trina y lo dice a los cuatro vientos, de estas impresentables, insolidarias y miserables actitudes de los individuos que cuando les ha convenido se han envuelto con la bandera patria y en estos momentos en los que hay que arrimar el hombro, porque en todas partes hay que arrimar más que el hombro, ponen fronteras por medio con tal de aportar a la hacienda de todos, menos que nada. La cosa es que Depardieu no ha sido el primero en huir, ni será el último.

Lo malo es que, lo que ahora enerva a Francia, en España ya apenas nos llama la atención que afamados paisanos a los que hemos cubierto de honores y llenado las alforjas, refugien sus cuentas millonarias en islas caribeñas, en la verde Suiza, en la duty free de Andorra, en el minúsculo Liechtenstein, o vete a saber en que Olimpo fiscal. Y en ese saco de insignes “patriotas comprometidos con los duros años que está viviendo su País”, hay de todo, de todo demasiado, hasta arquitecto fotocopiador.

Y si hace unas semanas desde el Gobierno Central, se planteaban otorgar la residencia española a aquellos que compraran alguna de esas viviendas que sobran a miles ¿Por qué no nos planteamos una medida a la inversa, para aquellos que echan a correr lejos de las ventanillas de la Agencia Tributaria?   

¡Ay patriotas de pega!, este País, que hasta os admiró, se excedió en daros laureles, oropeles y euros. Ya pueden ir devolviendo.

LA BICHA Y LAS BICIS


Hacía tiempo que no nos veíamos. En la mañana del jueves, nos cruzamos en medio de uno de esos inacabables pasos de peatones del manifestodromo de Valencia, calle conocida anteriormente con el nombre de Xátiva. 
Mi amigo va de “don ocupado” siempre fue, y sigue, con prisas. Como saludo me hizo una pregunta “¿No crees que tantas y tantas veces se ha llegado a cuestionar, incluso desde los medios más de derechas, que la calle no hervía con la misma intensidad con la que subían las cifras de paro? Nombramos tanto a “la bicha”, que “la bicha” ya ha despertado y nos van a hacer falta muchos encantadores y muchas condiciones positivas para reducirla”. Siguió hacia el otro lado. Luego, desde enfrente me hizo gestos de que me telefonearía.

Allí estaba yo, plantado al pié de la Plaza de Toros, con la duda, por el chirimiri, de abrir el paraguas, repasando lo que, en unos segundos, me había soltado mi amigo.

Efectivamente, hemos temido, ya desde hace meses, que en medio de manifestaciones reivindicativas, formadas por ciudadanos que, de manera pacífica, mostraban su rechazo a tantos recortes incomprensibles como se están produciendo, a tanto choriceo que ha asolado a este bendito País, a tanta desvergüenza que ha sido la causa de que le rasquen y aun más le rascarán el bolsillo por culpa de unos incompetentes de derechas o disfrazados de “izquierdosos de toda la vida” que cuando salieron de la guardería se subieron al coche oficial y no hay manera de apearlos, indignados al darse cuenta de que han sido y serán, marionetas suspendidas de unos hilos que vete a saber quien maneja, espantados por saberse engañados, anegados de incertidumbre, con todo, temíamos que bárbaros, emboscados, camuflados en la multitud, descargasen su rabia contra todo y contra todos, e hiciesen que su extrema violencia, descalificara el justo clamor popular.

Salí de mis pensamientos, cuando un par de sujetos a lomos de otras tantas bicicletas-tanque de esas que se alquilan por cuatro perras, haciendo eses en plena acera sembraron el pánico entre los confiados peatones. Pero aquí y ahora las bicis, los ciclistas, son como los políticos, intocables.
17 Noviembre 2012

Powered By Blogger