A falta de pan, buenas son porras, como diría un madrileño. A falta de debates, entre los candidatos, buenas son las apuestas, con un café por en medio. Por cierto, ¿Por qué no aprendemos de nuestros vecinos próximos y los de un poco más allá?, ¿Quién tiene miedo a los debates públicos?, ¿Creen, los asesores, que los candidatos parecerán aun más cortitos?. Siempre nos quedará Paris, ahora más cerca con los vuelos de bajo costo, disfrutaremos de ella y de paso, veremos debates entre candidatos, eso si franceses.
Antes se jugaba a los “chinos”, habían auténticos profesionales del asunto, ahora bastante más aburridos, unas veces nos limitamos a anotar en un papel, que perdemos en el fondo de los bolsillos, los posibles resultados de futuros acontecimientos y otras veces a través de Internet, en blogs, en correos, igual se hacen porras, sobre cuestiones tan serias como quien le va a disputar
Ante la plomiza, por larga y repetitiva, campaña electoral en la que estamos inmersos, desde vete a saber cuando, el personal que se tiene que mover entre presentaciones e inauguraciones, se relaja haciendo quinielas no publicables. 49, 42, 8. Más o menos como las encuestas, pero un poco más fiables, porque no son manipuladas, en el mejor sentido, en ninguna “cocina”. ¡Ay¡ ¡Ay¡ ¡Ay¡ que algún día nos tendrán que contar como sazonan las respuestas de los ciudadanos en cada “cocina”, para que las previsiones que se “cocinen” siempre sean a gusto del pagador. Si lo piensas bien, quizás ahí está la clave del porque a la noche del día de elecciones le llaman, con empalago, “la noche mágica”. Altea dice, que debería denominarse “la noche de la caída de las estrellas fugaces”. Unas con y otras sin finiquito.
Fernando Martínez Castellano 2 Mayo 2007
Publicado en Las Provincias 4 Mayo2007
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