19 febrero 2009

Migajas

Después de veintidós años, han caído en la cuenta que faltaba el trencadís. Le faltaba a la tarta la capa de nata agrietada. Veintidós años en los que no sé como hemos podido vivir los valencianos y el Palau de la Música, sin el trencadís, sin la cerámica troceada recubriendo una parte del edificio.
Qué lejos quedan las palabras, en aquellos tiempos, pavorosas, en las que el Concejal Martín Quirós tachaba la construcción del Palau de la Música de “obra faraónica”. Que humorada sería volver a leer los periódicos de aquellos años.
La cosa es que lo de esa “imperiosa necesidad” de rematar el edificio, como metáfora, viene a cuento, por el anuncio del llamado Plan Estatal de Inversión Local, más conocido como el Plan ZP, dotado de 8.000 millones de euros, para impulsar la creación de empleo. Un pequeño alivio en medio de la tormenta, para todos los municipios de España, que se han topado con la posibilidad de realizar algunas de las obras que estaban dormidas, por falta de dinero, en las esperas de las reclamaciones ciudadanas.
Pero por distintos motivos, esto tiene toda la pinta que gran parte de los millonarios fondos van a ir a parar a “espejitos y abalorios”. A acciones, que no figuran en lugar destacado en las demandas del día a día de los ciudadanos. Quizás tenga esto bastante que ver con el deseo de minimizar, de convertir en migajas, los resultados de esta aportación extra caída del Estado. Entre destinos secundarios y la guerra del tamaño de los carteles, es como si se desease continuar, hasta en esto, con la dichosa tensión victimista.
Vamos a volver con lo del trencadís del Palau de la Música ¿Qué criterios se han seguido para seleccionar obras? ¿Es que en Valencia no hay cientos de kilómetros de aceras que están pidiendo a gritos que la reparen de una vez? ¿Es que no hay otros tantos kilómetros de calzadas agrietadas, bacheadas, socarradas, descascarilladas bramando por una capita de asfalto?.
Estamos en tiempos de vacas flacas, muy flacas y nos encaminamos hacia la escualidez en las arcas municipales una vez agotadas las ubres de las licencias de obras, desde el fondo de la Caja vacía deberían contemplarse algunas acciones. Todo tiene que cambiar, pocas cosas, pocos años, volverán a ser como lo fueron el anterior del anterior.
Publicado en Las Provincias 21 Febrero 2009

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