Noviembre. Chile. Cumbre Iberoamericana. Intervención de J. L. Rodríguez Zapatero saliendo al paso de los insistentes ataques de Hugo Chávez, Presidente de Venezuela contra el ex Presidente José María Aznar.
Vamos a imaginarnos, por un instante, sentados en el lugar que ocupaba el Rey de España, con todo el atrevimiento que esto supone. A su derecha Rodríguez Zapatero, a su izquierda Chávez.
Vamos a imaginar, con aun más atrevimiento, en que podía el Rey estar pensando, a la velocidad de los pensamientos, en aquellos segundos.
Cuantas cicatrices en la lengua de tanto mordérsela. Cuantas críticas, veladas y no veladas, soportadas a la vieja guardia del viejo régimen. Cuantas insidiosas dudas, con el objetivo de confundir la prudencia con la complicidad, llegadas a sus oídos. Cuantas intenciones percibidas de querer utilizarlo como Embajador extraordinario cuando las cosas se les ponían difíciles a los gobiernos de turno. Cuantas veces le remarcaron que no le correspondía a él, el disponer cuando tocaba y cuando no tocaba visitar Países hermanos. Cuantas adulaciones sin freno, ¡que hay que ver como molestan cuando son entendidas como falsas! Cuantos cortesanos habían pretendido que dispusiera de una Corte, con ellos dentro por supuesto. Cuantos silencios dominados, en tantas y tantas ocasiones, por el bien del Estado, guardando todas las mesuras que lleva inherente el cargo. Dentro de nada cantarán el cumpleaños feliz, primeros setenta años y habrá que hacer buena cara, pese a que, ahora mismo, unos descerebrados, presumiendo de izquierdosos independentistas, quemen fotografías, mientras que con esa excusa otros derechones, mañana tras mañana entre invocaciones, exijan mi abdicación. Algún día………..
Esto es lo que millones de españoles pensamos que debía de estar pensando el Rey instantes antes de soltar, ese es el verbo, la frase, la expresión, del año 2007.
Millones de españoles comprendieron y justificaron que el hombre saltase por encima de su papel.
Millones de españoles, monárquicos o no, juancarlistas o no, se sintieron más próximos a la persona. Es más, muchos de esos millones de españoles hubieran acompañado “la frase” con alguna que otra imprecación, jurando en etrusco o con un golpe sobre la mesa.
También, en aquellos momentos, los hubieron que hablaron de los principios de la diplomacia, de la monarquía parlamentaria, de que el Rey reina pero no gobierna, pero los unos y los otros, los vehementes y los sosegados, no tuvieron más remedio que reconocer el gran papel desempeñado por Juan Carlos Borbón en los últimos treinta y tantos años de la historia de España, de una España siempre mirándose el ombligo, siempre pendiente de las pajas en los ojos de los prójimos, que quería dejar de una vez atrás, muy atrás, el Siglo XIX.
Fue la frase del año que marcó y enmarcó una de las caras del poliédrico año 2007. Fue la frase que se expandió por los cinco continentes. Se tradujo a ochenta y tres idiomas. Sesudos magos de la opinión, humoristas, prensarrosaceos, yutubes, emails, politonos, sirvieron de vehículo.
Andando por casa. Fue el año de otra goleada de Rita, de la gran victoria de Camps y el de la gran derrota de Plá al que la crueldad de sus “compañeros de partido” se llevó por delante, sin importarles un pito lo que podía pasar con el Plá persona. Y es que a la hora de apartar, en esta olvidadiza ciudad, hay demasiado navajeo, si no que se lo digan a Albelda, a Cañizares, a Angulo que de la noche a la mañana pretendieron que pasasen de seña y santo, de murciélagos del escudo a villanos irredentos.
2007 el año en el que otra vez, por falta de prevención, por borrar de la memoria que los barrancos siempre serán barrancos, las lluvias trajeron inundaciones.
2007 el año en el que los valencianos, disfrutamos y desaprovechamos una Dársena, con nombre de Rey. Asombro y descuido en apenas doce meses.
Fernando Martínez Castellano Enero 2008
Publicado en Anuario 2007 Las Provincias
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