Visto lo visto, oído lo oído, leído lo leído, parece ser que lo mejor va a ser no pedir prisas. Que vayan a la marcheta y los demás a morderse un poco las ganas de sacar recordatorios de fechas. Que se acabe, acumulando retrasos, pero que se acabe bien. Los empeños, ligados a promesas electorales y la calidad, son dos elementos que no suelen encajar.
No crean que me estoy refiriendo al Palau de les Arts, al ascensor del escenario averiado, a la sala con mala audición, a la otra sala aun no estrenada e inundada, a la retirada de un par de centenares de butacas por visibilidad cero, a los sótanos anegados, a los sobresaltos cada vez que el Servicio Meteorológico anuncia que se va a abrir el cielo o muchas otras incidencias causadas por la necesidad electoral de estrenar de pressa i corrents. No, no quería hablar del Palau de les Arts en el que inaugurado, reinaugurado y vuelto a inaugurar, hay que rascar aun mucho, para que acabe justificando los sobre costes, las prisas y más cosas.
A lo que quería referirme es a la llegada del AVE a Valencia. Visto, oído, leído más lo que nos queda por ver, oír y leer sobre cuanto está sucediendo en Barcelona, no fotamos la cosa, no demos prisa, no sea que acaben echándonos la culpa de que todo pasa por ser unos “nerviosets”.
Hace años, cuando ya se había descubierto que la línea recta es la más corta entre dos puntos, soportamos, con más paciencia que un hincha del Levante, que nos anduviesen entreteniendo y distrayendo con cuatro o cinco recorridos Valencia-Madrid en los que no se pasaba por Vigo de puro milagro. Se perdió tiempo y tiempo, discutiendo los tapizados de los vagones, mucho antes de que se allanase un metro de tierra. No creamos que ahora, se vaya a recuperar en dos años el retraso de un par de décadas. No seamos ilusos. El déficit en infraestructuras que arrastramos, por ser como somos, no se soluciona ni en un par de años, ni en tres elecciones. Eso está ahí, ahora bien que se prevea que cuando lleguen las vías a Valencia, del lío de Barcelona se tienen que extraer experiencias, el caos, que habrá caos, sea lo más llevadero posible.
A estas alturas de las obras, tanto da el 10 como el 11. Eso si, exigiendo Calidad y Seguridad.
Fernando Martínez Castellano 23 octubre 2007
Publicado en Las Provincias 26 Octubre 2007
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