Aquí, en España, desde Finisterre al Cabo de Creus y desde El Hierro hasta Irun, o nos sosegamos todos un poco, o no llegamos a Navidad. Con tanto nervio desparramado, con tanta electricidad estática en el ambiente, los infartos van a hacer de las suyas, llevándose por delante más gente que el tráfico, cualquier fin de semana, y aun más que la gripe aviar.
Necesitamos mucho sosiego, aunque solo sea para ajustar los desequilibrios de otros. Es tan evidente que nos hace falta tranquilizarnos que los responsables de la mercadotecnia de las grandes cadenas ya deben de estar estudiando colocar en las estanterías de sus supermercados productos “Sosiego”, en formatos yogur, bíos, con soja, en infusiones o en galletitas para comer entre comidas.
De nada, estamos haciendo castillos, el insulto, la exageración están siendo la salsa de cada día. Se tratan anteproyectos como si fueran las Tablas de la Ley, las correcciones a esos planteamientos se consideran como ofensas a los ancestros de nuestros ancestros. Algunos predican que el Apocalipsis está próximo y otros, que las trompetas del Juicio Final ya sonaron. Se juega a hacer equilibrios al filo del vacío sin paracaídas, sin red y con los ojos vendados. Demasiadas campañas anti-algo, muy pocas pro-algo. Absurdas y separatistas listas pidiendo el boicot a los productos españoles, porque es tan español lo que se produce en Manresa como lo que se fabrica en Alcobendas.
Si faltaba algún ingrediente en el guiso, el repeinado e irresponsable presidente del Barça, colaboró, el sábado 22 de Octubre, arrojando un poco más de vitriolo a la escena. El inoportuno despliegue llevado a cabo en el césped del Camp Nou, la inadecuada exhibición de unas enfebrecidas pretensiones ha puesto en evidencia la ambición política del señor Laporta, que atacado por el letal virus del pavorrealismo, cree que la presidencia de un club, le puede llevar a presidir algo bastante más allá de los límites deportivos que le corresponden.
Luego nos extrañamos que se incrementen las audiencias de los tomates, los gavilanes, los hermanos y los corazones rosa. ¿De qué nos asombramos si pasando todo lo que pasa en ellos, son islotes de paz en medio de un mar de turbulencias?.
Fernando Martínez Castellano
25 Octubre 2005
Publicado en Las Provincias 28/10/2005
2 comentarios:
Hola, Fernando:
Conviene que actives la opción anti-spam, creo que está en Opciones.
Saludos
Muy sensato y acertado su post.
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