10 julio 2010

Un Ligero Tufo

Luís Gil, que a veces es de un positivismo que tira de espaldas, se ha pasado, para envidia de todos sus amigos, casi seis meses viviendo en Nueva York. Allá por el pasado Otoño, y ante los nubarrones que ya entonces se pronosticaban y presentaban, pensó lo de, ¡A vivir que son dos días!, y voló hacia la nueva tierra de promisión. Desde allí, nos ha enviado, a lo largo de estos meses, docenas de fotografías. Dijo y dice que para que viésemos otros ángulos de la capital del mundo, los que nos quedamos aquí, dijimos y decimos que era para hacernos los dientes largos.
Ya está en Valencia. Regresó, como un indiano, cargado de relojes de Chinatown, que repartió entre los amigos, como antes se repartían los puros en una boda, a puñados.
La semana pasada, tertuliando con él, nos dijo que, días atrás, paseando por la Plaza de la Reina, había percibido un ligero aroma que, de inmediato, le trajo, desde la memoria, los paseos en calesa por el Central Park neoyorquino. Seguimos hablando de otras cosas. No resolvimos la Crisis mundial, pero estuvimos a un punto de hacerlo.
Me quedé con la copla de lo de la plaza de la Reina y el Central Park, y decidí, averiguar por mi cuenta.
Aquello del “ligero aroma”, solo es otra burla de Luís Gil.
El pestazo, a orines, que emana desde una de las plazas más turísticas de la ciudad, recuerda de una tacada, no solo la esquina del Central Park, también las caballerizas de Versalles, las cuadras de la Escuela de Equitación de Viena y los establos de los cosacos de Zaporozhia.
Tiene que haber una solución para que convivan, en el punto más céntrico de la ciudad, calesas, caballerías y las glándulas pituitarias de vecinos y viandantes agredidas por los orines de los equinos.
Hace ya algunas décadas que se comercializa el zotal, cuyas propiedades son más que conocidas, ¿tan mal estamos que no hay fondos para baldear la Plaza de la Reina, con más frecuencia de lo que se hace? o ¿acaso es que, a estas alturas, ya nos hemos acostumbrado a convivir entre toda clase de hedores?
Ah¡ y me acordé de un concejal que dijo que iba a aromatizar, con limón, calles y alcantarillas.
Publiccado en Las Provincias 10 Julio 2010

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