23 mayo 2009

¡Vaya racha!

Por favor, quédense con una respuesta a una entrevista, en el pasado fin de semana, al político catalán Duran Lleida, “Se necesitan líderes políticos dispuestos a perder votos y ganar la batalla del futuro económico”. Podríamos rematar con ese broche tan sobado estos días, “se puede decir más fuerte, pero es difícil decirlo más claro”. Aunque bien pensado, haría falta saber si Duran Lleida hubiera dicho estas palabras militando en las filas del PSOE o del PP. Para los grandes partidos a fuerza de tener que ser resultadistas, el futuro no va más allá de los titulares de la prensa de mañana. En los partidos bisagra, se pueden permitir el lujo de soltar frases por encima del bien y del mal, con unas perspectivas del futuro a más largo plazo, aunque su política pactista desmienta ese aparente desinterés por la encuesta inmediata.
Sea como sea, lo que está claro es que en el censo de políticos españoles a duras penas encuentras alguno que plantee con lo que nos podemos encontrar el final del largo y oscuro túnel de la Crisis, algún político que ya vaya avisando al personal que nada será, ni deberá ser, como era antes de entrar en el maldito agujero. Que se abrochen los cinturones de seguridad, que se preparen a nuevas formas, que se olviden de alegrías. Aquí, no hay quien tenga idea de espeleología y menos aun de la ciencia de decir la verdad, aunque solo sea por una vez. Nos han mareado tanto, en tan poco tiempo, que ahora nadie se cree, por mucho que necesite creer en algo, que aparecen “brotes verdes” en la economía española. Al paso que vamos, hasta que no tenga el personal, ante si la verdura de la selva amazónica no creo que cambie de opinión.
Escribiendo me he ido poniendo serio, cuando lo que quería manifestar es mi profundo disgusto, compartido con millones de compatriotas, por el fracaso de nuestra representante en el concurso, no olvidar, de Eurovisión. La Crisis se ha llevado por delante un gran debate nacional sobre esta cuestión de Estado y la solicitud de dimisión de Moratinos. Lo dicho ya nada será como era.
Publicado en Las Provincias el 23 de Mayo 2009

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