05 abril 2009

Se paró el reloj

Hay quien aprovecha un fugaz rencuentro, una coincidencia en un trayecto corto, dos tres paradas de cualquier línea de la EMT, para contarte, a ti y al resto del bus, toda su vida, milagros y conquistas, mientras tú atónito piensas en la necesidad, que debe de tener para atracarte así, mientras recuerdas un viejo refrán. Si viajar ilustra, moverse en un autobús urbano te da una licenciatura.
Hace cinco días, me tocó como vecino de asiento en el bus a un señor que me obsequió con toda una catarata de preguntas. Lo de obsequió no es banal, pues gracias a él, de golpe me metí en el túnel del tiempo, no rejuvenecí pero sin saberlo me fui tres años y pico hacia atrás, porque ya han pasado más de cuarenta meses del nacimiento de un gran invento del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Valencia.
¿Qué pasó con aquello de las “72 horas”? ¿Ya no hay presupuesto? ¿Ya no llama nadie a aquel teléfono conquistador? ¿Ya está toda la ciudad reparada?.
Mientras mi curioso vecino de asiento me hacía estas preguntas la mole roja del bus avanzaba traqueteando, agitando como maracas a sus pasajeros por la calzada de una calle en la que se percibe que no ha pasado, en décadas, plan alguno.
Lo malo de hacer promesas, como en su día fue aquel ensayo de las “72 Horas” es que los baches se hacen más rápidos que los parches.
Lo bueno es que a pesar de la amnesia que nos azota por todos lados, algunos ciudadanos aun conservan algo de memoria.
A la vista está que la ciudad no está toda reparada, luego… ¿qué sucede?. Aquel número de teléfono al que llamabas y lo reparaba todo, aun es operativo. Marcas el 900721172 y te salta un contestador presto a tomar nota de tus quejas. Entonces, estando como está el teléfono y los socavones en las calzadas y las aceras abundan, esto puede ser, porque no haya nadie que escuche el contestador, porque pasó ya el impacto de la campaña publicitaria, porque quizás haga falta recordar la existencia del servicio, porque los vecinos se han hartado de llamar pese a la gratuidad de la llamada, o porque no hay un duro para estos apaños y remiendos. Por supuesto, que para hacer una gran reparación tampoco. Los tiros van por dominios más glamorosos, las deudas por el espacio sideral.
Publicado en Las Provincias 4 Abril 2009

No hay comentarios:

Powered By Blogger