10 febrero 2007

el yerno

“Es un asunto a tener en cuenta ese del yerno” diría un admirado amigo mío, arqueando la ceja derecha, proseguiría “y no perdamos de vista la figura del yernísimo”. A continuación, valiéndose solo de su memoria y las toneladas de información que en ella guarda, pondría sobre la mesa entre cafés, cortados y algún que otro Montecristo, unos cuantos ejemplos de los roles jugados por los “yernísimos” en la reciente historia española.

Uno se puede dedicar a lo que quiera o a lo que le dejen, si es dentro de los límites de la convivencia, ciudadana podríamos decir, nada de eso debe de ser criticable. Cada uno arriesga sus dineros, si los tiene, en lo que considere más rentable, para su conciencia o para su bolsillo, igual se puede convertir en el mecenas de todos cuantos se le cruzan en la calle, que hacerle una OPA al que hace las OPAS. Cuando interviene el dinero público, ahí si que se debe de tener claridad, las cosas claras y los beneficios a píe de tierra.

Me asombra que el President Camps y la Alcaldesa Barberá tengan tan claro lo de la celebración de una prueba de Formula 1 en las calles de Valencia. No admiten duda alguna, el que vacile es anatomizado acusado de ir contra los intereses de la Ciudad. Aun me maravillo de cómo, Camps y Barberá, cayeron encantados ante el muy espabilado Ecklestone, propietario de un negocio privado dedicado al tinglado de las carreras de automóviles, cuando ante el suculento posible negocio, bien informado debería de estar el promotor, soltó una hipnotizadora frase, muy tópica, que igual la ha repetido y subastado en medio mundo solo que cambiando el nombre de la ciudad. De secretos, habló Ecklestone, pero nunca secretos para los costos

No es que todo se tenga que cuestionar, pero eso de que “es bueno porque promociona nuestra ciudad”, si que es analizable, si que debemos ver los pros y contras. Montecarlo es Montecarlo. En Cheste ya hay un Circuito. Si es mejorable, que se mejore

Al final no tienes más remedio, que acordarte de los beneficios que nos iba a proporcionar el construir el Museo de la FIFA, ya ni se nombra, como tampoco se nombran adonde fueron a parar los dineros, públicos, que se adelantaron para “informes”.

Fernando Martinez Castellano 7 Febrero 2007

Publicado en Las Provincias 9 Febrero 2007

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