07 junio 2006

BLANCO DOBLE

Vi en LP Teva, como una indignadísima señora daba su opinión sobre unas mejoras en su barrio. De “mejoras” nada, decía y se quejaba que con tanto nuevo jardín, con tanto árbol, acabarían por no saber donde podrían aparcar el coche. Esa era, en ese momento, la máxima preocupación de la entrevistada.....y de unos cuantos vecinos más que se acercaron a la cámara y micro. Hasta le molestaba que se hubieran atrevido a convertir una calle en peatonal. Por un instante, volví a comprender lo difícil que es querer contentar a todos. Lo difícil que es motear de verde, porque solo se están dando ligeras pinceladas, unas calles, sacrificadas al dios automóvil, con el consentimiento de muchos vecinos. Se acepta lo gris. Se asume con alegría-indiferencia, la “necesidad” de convertir la red de calles y vías en autovías, o aparcaderos de los usuarios de esas autovías. Tanto da, que la gasolina y el diesel alcancen precios estratosféricos, como los malos augures de la contaminación total.
Continuaba el reportaje de LP Teva con unas imágenes de la Autovía al Puerto con vehículos aparcados, a babor y estribor, en doble y triple fila. Lo que ya se presuponía que iba a suceder. Proyectan una vía con cuatro carriles, como si fuesen siete, para que al final quede libre uno y medio.
Medio centenar de cochecillos espías deberían de estar recorriendo la ciudad para escarmentar a tanto fantasma que va a la suya.
No parece ser un asunto serio, que merezca la intervención de los primeros espadas, esto de la invasión del automóvil. Pero, o se mojan todos o que se vayan haciendo el ánimo de que tendrán que sustituir el coche por el patinete, eso si, oficial.
Dentro de un rato, estaré comiendo, con José María, Gustavo, Rafa, Paco, Maiques, Bou , Más, Montoro y......... En el aperitivo, intercambiaremos direcciones de correo, pastillas contra la hipertensión o colesterol. No nos quitaremos años pues nos conocimos demasiado. En los postres, recuerdos rebozados con el paso de medio siglo. Cuando nos levantemos de la mesa, comprobaremos que en el ensayo por rejuvenecer, hemos envejecido aun más. Después, citaremos a Lillian Hellman “Las personas cambian, pero generalmente se olvidan de comunicar dicho cambio a los demás”.
Fernando Martínez Castellano. 1 Junio 2006
Publicadoen Las Provincias 2 Junio 2006

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