Equiparar
partidos políticos, precisamente el PP, su caja B, sus cobros y pagos lejos de
la fiscalización de Hacienda, con organizaciones como Caritas que siempre y en
especial en estos últimos años, se están partiendo el alma por reequilibrar una
sociedad brutalmente injusta, es una de las peores agresiones que han tenido
que escuchar nuestros oídos, en estos tiempos, en los que parece que salga
gratis decir las estupideces que a uno se le ocurran. Sale gratis, o no, si
miramos hacia al Sur.
Andábamos
digiriendo la frasecita de la comparación de partidos políticos con ONGs,
andábamos escuchando los resultados de las elecciones andaluzas, cuando ¡zas!,
en toda la cara nos explotó la última, por el momento, de las genialidades de
Esperanza Aguirre, esa señora que está en todas las salsas, en todos los guisos
y en todo lo que se presente, mientras tenga palmeros que le rían las
gracietas, “Juanma Moreno Morilla, candidato del PP a la Junta de Andalucía, no
ha sido capaz de superar el estigma de haber sido designado a dedo”, y se ha
quedado tan pancha la señora Aguirre, que como todo el mundo sabe también es
del PP, y como todo el mundo también sabe, ha sido designada por el dedo índice
de la mano derecha de Rajoy, y como todo el mundo también sabe ha presidido
gobiernos llenos de corruptos, investigados, imputados o lo que quieran decir
ahora.
¿Superará
Alberto Fabra el estigma del dedazo? ¿Vencerá Fabra la absoluta soledad en la
que lo tiene inmerso su partido?
Quedan
pocas semanas. Muy deprisa se tendrían que hacer las cosas, y muy bien, y muy
palpables para que el electorado valenciano pueda creer en algo. Ha habido
tantos silencios a la hora de plantear reclamaciones al gobierno central, ha
habido tanto temor en los momentos que se debería de haber reclamado, dando un
golpe en la mesa como fue preciso, que ya no hay tiempo de nada. Tiene narices
que Monago, con todos sus sospechosos viajes a cuesta, haya rebanado al
gobierno de Rajoy más “deuda histórica” que aquí haya sido el gobierno de
Fabra, insistente en reclamar.
Porque
lo de la deuda histórica, lo que nos debe el Estado, que unos estiman en quince
mil millones y otros llegan a veinticinco mil millones de euros, es una losa
que pesa sobre la Comunidad Valenciana, sobre el ejecutivo actual y un enorme bloqueo
para el futuro gobierno, que se va a encontrar maniatado y lleno de deudas.
Oiga,
que ya estamos muy hartos de fotografías y chalecos reflectantes, que estamos
aun más hartos de comprobar que lo que para Fomento, es posible hacer en Bilbao
o Murcia, aquí no pasa de eternos estudios de anteproyectos y mucho palabrerío
de la ministra Pastor. Oiga, basta de retórica, promesas huecas, humo. Queremos
de una vez Hechos.
Pero,
no han tenido ganas, ni encontrado tiempo. Lo provisional se eternizará, seguiremos
perdiendo, seguiremos callando, o no.
Publicado en Las Provincias 25 Marzo 2015
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