25 febrero 2015

BURJADELLA O GODEBUR

“Vamos a reducir los ocho mil y pico ayuntamientos que hay en España, a mil”.  
Dijo, en una entrevista en la tele, Albert Ribera, presidente de Ciudadanos, grupo político, con espíritu de ser bisagra necesaria, en los inevitables pactos de gobierno, tras las elecciones de Mayo.

No nos prometan tanto. Nos conformamos con que tengan los pies en el suelo, o encima de una tarima. Cálcense como quieran, pero pisen la superficie de la tierra. No caminen sobre las nubes. No nos bajen la luna, nos conformamos con que bajen la luz.

Entramos en las últimas semanas de la carrera, se calientan las bocas, se aspira entusiasmar a la audiencia, enganchar a los indecisos, atraer a los cabreados, se ansia generar titulares, entonces pasa lo que pasa, y las sandeces salen de la boca a borbotones. La suerte que tienen los aspirantes a entrar o permanecer en ese universo al que han bautizado como “casta”, es que los receptores de sus mensajes, suelen pasárselos, a los mensajes, por el arco de triunfo. Es el trato no escrito por el cual, se acude al refrán, de hacer oídos sordos a las palabras necias. Todo queda en el aire, hasta que se invente la máquina capaz de recuperar los sonidos. Lo que faltaba, además de las hemerotecas, videotecas, fonotecas, un aparato que recuperase del éter las promesas vanas. Menudo compromiso, para políticos, tertulianos y columnistas.

Dicen los otorrinos,  que con el paso de la edad se nos endurece el tímpano y también dice el sentido común, que con el avance de las campañas electorales a los electores se les hace más ancho el canal-me-entra-por-un-oído-y-me-sale por-el-otro.

Ya tenemos callo de escuchar promesas, pero hay promesas que provocan que nos removamos y digamos ¿Qué dice éste señor? Quizás los anuncios más imposibles, los discursos más esperpénticos, las acciones más horteras, formen parte de los protocolos del marketing político más avanzado. Quizás el señor Rivera diga estas cosas de fusionar ayuntamientos para llamar la atención, tal como la que hace años le llevó a posar desnudo en los carteles electorales.

Que Ciudadanos quiera reducir el número de ayuntamientos, es lógico, pero pasar de ocho mil ciento veintidós municipios a mil, es como saber de antemano que no va a ser posible. Nos conformaríamos con bajar a cinco mil.
Por si acaso, ya saben, ejemplo, Burjadella o Godebur, sería la fusión de Burjassot y Godella. Pero el problema sabemos que no es el nombre.

La Administración hay que adelgazarla, pero tienen que haber muchos pactos por en medio, mucha reflexión, mucha colaboración de los vecinos y mucha valentía política para adelgazarla. Y no creo que seamos capaces de encontrar el día para hacerlo.


En éste momento, ¿queríamos algo más?, ¿un terremoto? Dicho y hecho, ya lo tenemos y además se habla de Fallas, y hasta de fallas geológicas, como hace tiempo no se había hablado.

Publicado en Las Provincias 25 Febrero 2015

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