31 enero 2013

HABLANDO CON PIEDRAS

Dicen que le ha sacado a sus ramitas de romero aun más provecho que las gitanas del Albaicín, del Sacromonte o de las que te quieren leer las lineas de las manos junto a la Mezquita de Córdoba.
Dicen que de tonto no tiene un pelo por mucho que lo quiera ocultar con sus pañuelos con antenas. 
Dicen que es más listo que el hambre, pese a que la fama le haya llegado ya de mayor.
Dicen que el nonato aeropuerto de Carlos Fabra, le acabó de confirmar en el estrellato.
Dicen que le ha dado la vuelta al derrumbe de una de sus obras, convirtiendo un equilibrio mal calculado, en una prodigiosa charla, soportando el helor de la madrugada, con un amasijo de cemento en una de las infinitas rotondas que adornan la ciudad de Castellón.
No hace falta dar ni un “dicen qué” más, para saber que estamos hablando de y con Juan García Ripollés.
Lo que me ha asombrado estos días, es que haya habido extrañados de que  Ripolles mantuviera una conversación con su desmoronada escultura.
Les puedo asegurar que he visto y oído a bastantes personas soltando más de una imprecación ante algunos emblemáticos edificios en el centro de Valencia.
Y aun más, aconsejo que aprovechen este invierno-verano que estamos viviendo, acérquense al mal llamado puente del jamonero. Estén un rato por allí, tomando el sol y viendo los peligrosos frenazos que se dan, productos del cambio de rasante calatraveño. Seguro que en apenas unos minutos, verán como algún peatón, agitando los brazos, se encara con la inacabada e inútil masa de azul cobalto, conocida como el Agora, y si afinan un poco el oído, escucharán, al andante, jurando en arameo, acordándose de la pésima gestión y del innecesario derroche de la gestión del expresident Camps. Si no entienden lo que dice el airado ciudadano, tranquilos, a los pocos minutos seguro que pasa otro y se volverá a repetir la escena.

Ripolles, aseguró que el monumento a la Paz, le había respondido. No sé, si el Ágora le ha contestado a alguien, a Camps, a Calatrava, o por el contrario ha dado el silencio por respuesta, solo sé que cuantas más veces veo el mejillón azul, más veces pienso en los años que tendrán que transcurrir para que penemos aquellas torpezas que condenaron a este presente.

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