28 julio 2011

CORBATAS Y ALGO MÁS

Con todo el chaparrón que está cayendo, menudos chuzos, que ponerse o no ponerse corbata, en el Congreso de los Diputados, haya sido objeto de peloteras, grescas, y un largo etcétera, entre el Presidente de la Cámara, el singular José Bono, y el Ministro de Industria, el aun más singular Miguel Sebastián, resulta esperpéntico, ridículo y bufo. Ni Sebastián, ni Bono, ni los diputados que se han posicionado a favor del uno o del otro, se han enterado de qué va el 15M, ni de la indignación de los indignados, ni de que la calle está hasta los cataplines, de tanta gilipollez, sin conexión con la realidad, por parte de políticos, solo pendientes de que su ego no sea mancillado. Hay problemas que hay que resolver, que se tienen que resolver, tanto da que se lleve corbata de Hermes, un polo con o sin cocodrilo, o se ande con el botón superior de la camisa sin pasar.
Que cosas, mientras José Bono se mesa los cabellos, propios y transplantados, porque quiere que sus señorías los diputados, vistan con “decoro” y vayan hechos un pincel, la alcaldesa de Valencia ha sido portada europea por culpa de un acento y por algún archivo gráfico británico al que se le emborronan las imágenes cuando son más acá del Canal de la Mancha. No distinguir entre una alcaldesa y una alcaidesa, entre un ayuntamiento y una prisión, entre Valencia y Palermo, ya es confundir o ganas de confundirse. Y todo porque la signora Rita Barbera, sin acento, sin acento, está indignada porque los presos de la cárcel palermitana de Urcciadone, un penal que ya acongoja al ver sus muros, se pasean entre rejas, vestidos con las primeras marcas italianas de ropa, esas que aparecieron por aquí cuando nos creímos los masters del Universo. Parece ser que la signora Barbera, seguimos sin acento, harta de tanta “marquitis”, por si tiene que ingresar, en Urcciadone, a algunos directivos de cajas de ahorro españolas, está a punto de uniformarlos con el traje de rayas de carcelario de toda la vida, recordándoles que aquello es una penitenciaría, nada de eso de ir cada uno a su bola luciendo tipo y poderío.
Va y encima, todo esto se produce en unos días que por trajes y corbatas estamos con la susceptibilidad a flor de piel. Las hojas del calendario, camino del otoño, siguen cayendo.

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