14 julio 2011

VAYAMOS DE MUSEOS

Algunos, que no deben de ser propietarios o empleados de una agencia de viajes, dicen que las mejores vacaciones son las que se disfrutan donde haya Arzobispo, Capitán General y asfalto. Hace años cuando se oía algo así, uno se acordaba de la fábula de la zorra y las uvas. Ahora, que nadie se acuerda ni de fábulas ni de fabulistas, piensas “vaya gilipollez”, sin más.
Si por voluntad propia, o por el saldo de la libreta de la Caja de Ahorros, no toca más remedio que consumir los días de vacaciones, en casa. Aplique el consuelo, ¿para que irse más lejos, precisamente ahora, con estas crisis y estos calores?.
Hay que sacarle el máximo rendimiento a los atractivos, algunos todavía gratuitos, con los que nos obsequia nuestra ciudad.
Y yo les propongo dos visitas. Vamos a visitar dos Museos.
Primera parada, primer Museo. Conocido como el “nuevo Mestalla”. Museo de la Burbuja, de la ineptitud, de la incompetencia, de lo que se puede hacer con el dinero de otros, de un tiempo alocado. El esqueleto del quelonio patas arriba. Antes de que comience a caerse a cascotes, entrará con todos los méritos en la lista española de despropósitos, con el aeropuerto de Ciudad Real, con Seseña, con Yebes-Valdeluz, con 600.000 viviendas sin vender.
Media vuelta. Mejor será mirar hacia la Dama Ibérica antes de regresar.
Segunda parada. Este si que es un museo de verdad, el Museo de Historia de Valencia. Si lo encuentran a la primera, tienen premio. Hay que tener muchas ganas, para hallarlo. Está escondido, situado a caballo de los límites de los municipios de Valencia y Mislata. La puerta principal es Mislata, las puertas de emergencia son Valencia. Esto es lo de menos. Lo demás es que sus alrededores están abandonados, olvidados por parte de los dos ayuntamientos. Si vienen turistas, por favor, que los lleven del autobús al vestíbulo, que no los dejen paseando por los alrededores, que no aparquen en unos solares que parecen el Bronx. Aquella zona de Valencia, que merece la visita de más de un concejal de guardia, en este Agosto que viene, muestra lo de la Valencia mimada y la Valencia periférica.
Un espectacular edificio gris separa la desidia, del magnífico Parque de Cabecera. Las dos, tres, o más Valencias andando apenas cien metros.

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