01 febrero 2010

Fallas Asperas

Nunca hemos sabido, ¿para qué?, si la anécdota fue real, se aderezó con algo de fantasía o tan solo una página más de los anales de las Leyendas Urbanas Falleras. Se contaba, que un presidente-propietario de una falla muy premiada, constructor, promotor, resolvía los exorbitados costes del monumento fallero, variando, al alza claro, los pisos que en aquellos momentos tenía a la venta. Sea la historieta verdadera, sea producto de la fabulación que llevó detrás la era, por ahora solo dormida, del “pelotazo”, fuera como fuera, eran otros tiempos en los que nos creíamos, y bien que nos lo creímos, que podíamos atar los perros con longanizas.
La dureza del 2008, 9, 10, y ……, está obligando a poner los píes en el suelo. Aunque cueste mucho y asuste aun más.
Durante los años que coincidieron con la enorme burbuja de la construcción, las fallas, contagiadas del “crece y crece”, del “a vivir que son dos días”, se lanzaron hacia un gigantismo que asustaba a propios, mientras asombraba a extraños.
Durante los años de la demasía, numerosas voces, incluso falleras, pesadas e incómodas, advertían que las fallas, los monumentos, conforme se hacían más y más grandes, perdían su sentido original de crítica, de “ingenio y gracia”, de “bordería”.
Durante los años del derroche, otras voces más, aconsejaban ponerle mesura al desborde, a la abundancia hueca, de muchos actos, y en todos los sentidos, de la Fiesta.
Ahora cuando los presidentes de las fallas de la sección especial, los grandes, los que más disparaban con pólvora de rey, acuciados por la dura realidad, del presente y del inmediato futuro, cuando se han citado, acuciados por el cierre del grifo de bastantes patrocinadores, para ponerle freno a tanto exceso pasado, ahora va y nos sorprendemos, nos desgarramos las vestiduras, y estamos a punto de creer que la fiesta va a desaparecer.
Las fallas no desaparecerán, pero tendrán que volver a rescatar muchos de sus orígenes, romper el divorcio que muchas de ellas tienen con su barrio, recuperando las relaciones y colaboraciones de sus vecinos. Y corregir errores. Todos.
Publicado en Las Provincias 30 Enero 2010

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