14 enero 2009

Las cosas claras

No sé donde he leído, que la sinceridad es la conciliación entre lo que se piensa, o se siente, y lo que se dice. Después viene lo que se hace, que ya es otro cantar.
La cosa es que corriendo los tiempos que corren, que todo se oculta tras una nebulosa retórica de palabras tan ampulosas como vacías, a más de uno nos ha llamado la atención la manifestación del actual propietario del Levante Unión Deportiva, el mismo día en que se hizo con el club granota. “Aquí se viene a ganar dinero”.
Más claro, no ha podido ser el constructor manchego. La verdad es que más al grano que ha ido, no ha podido ir. Ni sentimentalismos de amor a los colores azulgranas. Ni que si a su abuelo le caía simpático el Campo del Vallejo. Ni de que si su padre tenía el carne de abonado antes de nacer él. Ni de que si aun guardaba una vieja fotografía con el gato que subió a la palmera. Ni tonterías por el estilo. Al pan, pan y al vino, vino. “Aquí se viene a ganar dinero”. La elegancia hay que dejarla en manos de los sastres, decían hace años.
El novel presidente del Levante U. .D., no ha exagerado, ha dicho que quiere hacer lo que otros hicieron o están haciendo, aprovechando el desempaño de un cargo deportivo como palanca abrepuertas para sus negocios presentes y futuros. Hay que reconocerle mucho valor al nuevo dueño del equipo granota, porque ha comprado, invertido podríamos decir, un buque encallado en un mar de deudas, cuyo futuro solo se sustenta sobre otro mar, aun más proceloso, como es el de las recalificaciones. Aunque dicen los entendidos que quizás el señor Serna Sánchez sea la pantalla exterior de otros tapados, en el asunto de la muy extraña compra venta del club de Orriols y sus instalaciones anexas.
Pero estábamos con lo de la sinceridad. Imaginen, por un momento, que esa sinceridad del “Aquí se viene a ganar dinero”, se extendiese en otros casos, en otras tomas de posesión. Aunque pensándolo bien, ahora caigo, que algo por el estilo dijo un político que posteriormente ascendió y ascendió hasta tal punto que cuando dimitió de la política, llegó a ocupar, ocupa y ocupará, un altísimo cargo en la dirección de la primera empresa española.
La sinceridad se agradece, de cuando en cuando.
Publicado en Las Provincias 9 Enero 2009

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