19 septiembre 2008

Entrando al trapo

Si esta columna se pudiese dedicar, como los “tradicionales discos dedicados”, se la dedicaría a Ramón Palomar, a su valentía al escribir la semana pasada “Bous al Carrer”, a su enorme paciencia para soportar todos los insultos que le han soltado, desde el anonimato, en su blog. Pese a que no se pueda dedicar, se la dedico a Palomar, a los que se han contenido llamando “grotesco” a lo que es una brutalidad, y a los que han recordado “a quien corresponda” que este verano, la fiestecita ha dejado unas cuantas estúpidas muertes en las calles. Cómo no, también dedicárselo a los responsables municipales que no tienen los bríos que hay que tener, para impedir lo innecesario.
Hasta no hace nada, la medicina de toda la vida, aplicaba sanguijuelas en la espalda de los enfermos para que les extrajesen, vía succión, los males de la sangre. No hace ni cincuenta años que el dolor de estómago se “arreglaba” con bolsas de agua caliente. En muchos pueblos de Castilla, encontraremos testigos que recordarán que en el cuello de los niños se pegaban empastes con mierda de gallina con el objeto de rebajarles las amígdalas. Y mira por donde, que conforme se han ido abandonando los métodos “tradicionales”, por los que traen los nuevos tiempos, la expectativa de vida crece, y las peritonitis, infecciones y mortalidad infantil disminuye.
¿Adonde quiero ir a parar? Pues a esa coletilla de “es una tradición” “es de toda la vida” como parapeto ante las críticas que insisten en que algo hay que hacer ante lo que parece una barbarie injustificable.
En el camino de la vida, se han ido perdiendo “tradiciones”, buenas y malas. Pero hay algunas, que aun parecen grabadas a sangre y fuego, sobre todo a sangre y fuego, y no hay manera que penetre el sentido común, el sinsentido es alimentado desde unas muy generosas corporaciones municipales que deberían pensar un poco más allá del “pan y circo”.
Lo tradicional era evolucionar, por eso en muchas cosas estamos donde estamos.
Lo tradicional incita ahora a preguntarse por la pasividad del Consell ante estos eventos, de las rejas, de la brea ardiendo. ¿Hay que mirar a otro lado para no molestar, a un tajo de borrachos que se juegan la vida demostrando que en su crueldad son más bestias que la bestia? Pues NO.
fmc 16-9-2008 Publicado en Las Provincias 19 Septiembre 2008

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