“No me quieras tanto, ni sufras por mi”, repetía la copla de Quintero, León y Quiroga. La canción iba por los derroteros de amores y desamores pero hay que ver las ganas que da cantarle ese estribillo, con música o a capela, a todos los candidatos que se van a presentar en las elecciones de Marzo próximo.
De aquí a entonces, a Marzo, ojala nos dejen una tregua en Navidad para digerir los excesos, nos esperan gotas frías, chaparrones y diluvios de promesas electorales. Los posibles y los imposibles, ilusiones, cuentos de hadas, se nos van a colar por todas las rendijas, van a buscarnos y lo peor, para nosotros, es que hasta nos van a encontrar. Pero después de tantas campañas, de tantos compromisos incumplidos, no tenemos más remedio que prevenirnos con la razón, la memoria y unas gotas de duda para que nada nos sorprenda.
Cuando las cabezas pensantes, o no, comienzan a caldear los meses previos, anticipando ofertas destinadas a generar titulares de prensa o entradillas para telediarios, a más de uno nos viene a la cabeza aquella frase de Tierno Galván que de puro estúpida, en su momento, ha llegado a ser una cruel realidad, “Las promesas, los programas, electorales están para incumplirse”. Tanto escuchado, tanto leído, tanta comparación entre lo dicho y lo hecho, nos ha llenado las alforjas de desengaño, tanto que llegas a cuestionar, ¿será verdad?, cuando dice un político profesional que los Viernes siguen a los Jueves.
Ahora mismo, ¡Ay no me quieras tanto!, nos vuelven a prometer, por el momento lo ha hecho el PP, luego lo hará el PSOE, una bajada del IRPF que nos va a dejar boquiabiertos. Esto de bajar los impuestos ya viene de lejos, nos los están “bajando” desde no se cuantas legislaturas, pero no se porque misterio cada vez pagamos más, y no hablemos de tasas, ni de céntimos sanitarios, ni de la cadena de impuestos indirectos.
¡No sufran por mí!, ustedes, los que van a formar gobierno, los que ya lo forman, controlen el gasto, que no se les escape el despilfarro entre los mimbres del cesto, que no haya tanta bolsa de engaño, apliquen eso de la justicia distributiva. Cumplan. Con eso ya nos daríamos por satisfechos, tanto que iríamos a votar aunque las promesas fueran con los píes tocando la tierra.
Fernando Martínez Castellano 20 Noviembre 2007
Publicado en Las Provincias 23 Noviembre 2007
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