09 octubre 2006

CEMENTO VERDE

Cuentan las crónicas que en la posguerra, la carencia de casi todo espabilaba los ingenios, los fogones españoles fueron testigos de cómo se hacia posible lo imposible. Entonces, triunfaba, gustaba el Arroz de conejo sin conejo. Fe y hambre.
Ahora, sesenta y tantos años después, aquí en Valencia, la prodigiosa, se está iniciando una obra de cemento sin cemento. Lo de “con” y lo de “sin” no lo motivan las penurias, ¿será por cemento?, solo es consecuencia de los calores preelectorales.
Mucha fe y de mucha más curiosidad ante los anuncios y resultados semifinales de la obra del cemento verde.
Parto del principio de que la plaza porticada del tramo Vetjes Tu, la considero un pegote de masa gris, gris de cemento, en medio de uno de los espacios más espléndidos y frondosos del jardín del Viejo Cauce. En su día, en la maqueta, nos pierden las maquetas, debió de quedar de lo más resultona, alguien, divinamente incauto, creyó que aquello podía ser como uno de esos lugares en los que uno se encarama en un cajón y lanza una soflama a los cuatro vientos. Pasado el tiempo no se ha sabido que hacer con ella, con la plaza, que poco a poco ha sido colonizada por la población que está pero no está, que habita pero no habita, que duerme pero no duerme, tal como sucede bajo el puente de Nuevo Centro. Total que en los pórticos se han ido acumulando cartones, colchones, mantas raídas y ríos de orines, dando al paraje entre pinares, un aspecto mugriento y un pespunte de inseguro al caer la tarde. Para que andar con circunloquios, todo esto hacía molesta y prescindible el ágora del Vetjes Tu.
Una de las posibles soluciones, la más barata, hubiera sido la entrada de martillos neumáticos que redujesen los muros a la nada. Posteriormente una fiesta-plantada de árboles para integrar la superficie recuperada, al frondoso entorno.
Pero no, se ha preferido obra dura, para meter allí aulas, salones de actos, un anfiteatro y un espacio para otra maqueta. Dicen que todo esto se hará sin cemento. Misterios del Tercer Milenio. Por de pronto allí, en el Viejo Cauce, ya se amontonan los materiales para la obra dura, con el visto bueno de unas Asociaciones de Vecinos de las que se suele “pasar” en otros asuntos. Vaya, vaya
Fernando Martínez Castellano 5 Octubre 2006
Publicado en Las Provincias 6 Octubre 2006

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