Hubo quien rebuscó en Internet para saber donde y cómo podía conseguir vacunas para salvaguardar su casa de la terrible pandemia que se avecinaba. Las gripes aviares ocuparon los espacios de las vacas locas. Aterradores profetas pronosticando que la nueva Peste Negra arrasaría Europa como en el Medievo.
El pánico a presión, contraste de la casi indiferencia ante la muerte real, pues aunque se titulen y retitulen las espeluznantes cifras de fallecidos que han producido las escapadas de Abril, dentro de nada, serán nada, solo un record que, malditamente, se superará en el próximo largo puente.
3329 muertos en 2005. 108 muertos en Semana Santa del 2006. 60 heridos graves. Se desconocen los brazos y piernas amputadas, los ojos vaciados.
Desde la Dirección General de Tráfico se han lanzado campañas duras, menos duras, hasta blandas. Se sigue circulando a velocidades de vértigo. Las carreteras han mejorado, pero parece que las mejoras solo hayan servido para aumentar la velocidad. Si los rádares se instalan para controlar locuras, se dice que hay mucho afán recaudatorio.
Todo es darle excusas para eludir unas normas que solo pretenden que exista un poco de cordura. El 48% de los muertos no llevaba puesto el cinturón de seguridad. El 75% de los muertos en accidentes de moto no llevaban casco.
Muchos más coches, dicen que más seguros, pero esta seguridad añadida se va a hacer puñetas ante la enorme inmadurez de los conductores.
Mientras desde la DGT se habla de prudencia, desde la publicidad de los automóviles se nos cuela la velocidad, la potencia de unos motores desbocados.
Las estúpidas muertes en las carreteras, afectan a toda la sociedad española. Van más allá de los gobiernos del PP, del PSOE. Esto es cuestión de los individuos, es el factor humano, es el error humano, es la soberbia humana la que hace creer que se controla la máquina, el alcohol, la lluvia, el sueño.
Lo que aun es más triste, es que casi consideremos como lo más natural, el que en el espacio de tiempo que transcurra entre el momento en que estoy escribiendo estas líneas y el instante en que usted haga el favor de leerlas, veinte, treinta necias muertes más, se habrán producido en las carreteras españolas.
Fernando Martínez Castellano 19 Abril 2006
El pánico a presión, contraste de la casi indiferencia ante la muerte real, pues aunque se titulen y retitulen las espeluznantes cifras de fallecidos que han producido las escapadas de Abril, dentro de nada, serán nada, solo un record que, malditamente, se superará en el próximo largo puente.
3329 muertos en 2005. 108 muertos en Semana Santa del 2006. 60 heridos graves. Se desconocen los brazos y piernas amputadas, los ojos vaciados.
Desde la Dirección General de Tráfico se han lanzado campañas duras, menos duras, hasta blandas. Se sigue circulando a velocidades de vértigo. Las carreteras han mejorado, pero parece que las mejoras solo hayan servido para aumentar la velocidad. Si los rádares se instalan para controlar locuras, se dice que hay mucho afán recaudatorio.
Todo es darle excusas para eludir unas normas que solo pretenden que exista un poco de cordura. El 48% de los muertos no llevaba puesto el cinturón de seguridad. El 75% de los muertos en accidentes de moto no llevaban casco.
Muchos más coches, dicen que más seguros, pero esta seguridad añadida se va a hacer puñetas ante la enorme inmadurez de los conductores.
Mientras desde la DGT se habla de prudencia, desde la publicidad de los automóviles se nos cuela la velocidad, la potencia de unos motores desbocados.
Las estúpidas muertes en las carreteras, afectan a toda la sociedad española. Van más allá de los gobiernos del PP, del PSOE. Esto es cuestión de los individuos, es el factor humano, es el error humano, es la soberbia humana la que hace creer que se controla la máquina, el alcohol, la lluvia, el sueño.
Lo que aun es más triste, es que casi consideremos como lo más natural, el que en el espacio de tiempo que transcurra entre el momento en que estoy escribiendo estas líneas y el instante en que usted haga el favor de leerlas, veinte, treinta necias muertes más, se habrán producido en las carreteras españolas.
Fernando Martínez Castellano 19 Abril 2006
Publicado en Las Provincias 21 Abril 2006
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