08 octubre 2011

FUIMOS RICOS


Solo hace dos años, las Cajas de Ahorros eran “la joya de la Corona”, la envidia de Europa, el fortín financiero español. Hasta que se destapó el ladrillo y despertamos.
Cuánto tiempo perdimos discutiendo en artículos, tertulias, que si en la fusión de las Cajas se deberían aplicar criterios de proximidad geográfica o primar la transversalidad.
Cómo se debieron de reír y siguen riéndose, todos los que, mientras, se los estaban llevando los millones de euros calentitos, o estaban preparando los baúles para trincarlos. Y siguen tan tranquilos en medio de la furia de la gente de la calle, de los paganos, de los que están acojonados por el hoy y el incierto mañana. Y ahí están ellos, los irresponsables, los directivos imprudentes y los cargos políticos impunes, que jugaron a tigres de Wall Street, y resultaron ser peores que El Tempranillo. Por una puerta entraban las ayudas para el reflote y por otra salían y salen las compensaciones, las prejubilaciones, los bonos que se han auto dotado unos dirigentes a los que como mínimo habría que clasificar en el grupo de los necios cuatreros. Todo muy legal o no, todo con la indiferencia de gobiernos, todo con la casi bendición del Banco de España, todo muy natural, pero todo una sinvergüencería que ha cavado una sima de la que ni se sabe cuando vamos a ser capaces de salir. 
La irritación atropella las palabras.
Hemos debido de ser un País rico, muy rico, para llegar a sobrevivir, en las condiciones de precariedad en las que estamos sobreviviendo, después del asalto de tanto filibustero como hemos tenido. Esquilmando, entre la ignorancia y la malicia, cuanto se ponía a mano.
Hemos debido de ser un País tan rico que hasta fuimos capaces de enredar con el lenguaje. Dijimos “asesores” cuando deberíamos decir “enchufados”. Dijimos “fundaciones” cuando deberíamos de haber explicado que muchas veces solo eran, o son, marañas para escapar del control de las cuentas públicas.  
Y ahora estamos con recortes y recortes, no hay más narices, sin antes habernos preguntado ¿por qué y para qué se hicieron tantas cosas? Aun no ha habido nadie que reconozca que se equivocó.
Regeneración o vete a saber.

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