Superficial, amoldada, sorda, vacía. No se elegir la palabra para definir la escasa reacción de la sociedad española, ante las decenas de muertes que se producen todas las semanas en las carreteras. Al cabo del año estamos hablando de miles de personas que se dejan la vida por ganar unos minutos, ellos u otros.
Repasas los resultados de las encuestas del CIS y puedes comprobar que el asunto, los miles de muertos en el asfalto, no preocupa. O acaso se disimula la pregunta entre otras del cuestionario. O quizás ni se formula para que no alarmar al personal.
“Fracaso del Gobierno con el Carnet por Puntos”. Menuda estupidez es esta afirmación. El fracaso es de todos, incluidos los Gobiernos, actual y anteriores, aunque bien pensado quizás ya deberían de haber habilitado medidas para que a cada conductor le siguiese, al sentarse al volante, un guardia civil de tráfico blandiendo el bloc de multas. El fracaso, con o sin puntos, hay que atribuirlo, en gran parte, a la extrema simplicidad del “nunca he tenido un accidente”, “con un acelerón mi coche me saca del aprieto”, “esto no me puede pasar a mi”, “bebo pero controlo”, “cualquier golpe lo cubre el seguro”, y al cachondeo, con ribetes políticos, con los que se reciben las campañas de concienciación viaria.
“Es que las carreteras están en mal estado”. Si, es verdad, demasiadas carreteras secundarias están en muy mal estado, mal señalizadas, hay muchas curvas peligrosas con firme muy resbaladizo, y pedruscos donde no te los imaginas, llueve mucho, llueve poco. Todo esto es cierto, pero aun más cierto es que la presión sobre los aceleradores puede variar, las marchas se pueden regular, los frenos están ahí y la capacidad para adaptarse al camino siempre debería estar presente.
No hay excusas, no tienen que haber excusas, ante tanta negligencia, ante tanto despiste, ante tanta imprudencia, suma que lleva a España a los puestos de cabecera en la siniestralidad europea en carretera.
Ante miles de muertes estúpidas, continuamos tan tranquilos como si la cosa no fuese con nosotros. Comparemos con lo que más inquieta. Continuamos admitiendo, como la cosa más natural, que las vacaciones de Semana Santa supongan más de cien muertos. Increíble.
Publicado en Las Provincias 13 Abril 2007
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