HUMOR QUE NO NOS FALTE

Menos mal, que de vez en cuando la actualidad nos deja caer unas gotitas de humor, que alivian la hiel del abatimiento que nos llega hasta las orejas. Mira que hay días, que te levantas con la idea de “todo positivo, nada negativo” y al rato, ¡pumba¡ la radio se encarga de volver a ponerte, como ayer, antesdeayer, y antes de antesdeayer, de mala tecla.

Decía lo del humor, porque hay que tener mucho, para convocar a algunos nombres como los que se han convocado al seminario, convención, reunión de conmilitones o lo que haya sido, titulado “La responsabilidad social en política”. Hay que tener mucho cuajo, y los organizadores lo han tenido, como si todavía no estuviésemos achicando aquellos chaparrones de todo menos de responsabilidad, que nos azotaron como una “gota fría” continuada.

Pero humor que no nos falte, todo sea con tal de aliviar los grandes titulares, saquémoslo de cualquier rincón, rebusquemos noticias en el periódico, releamos las columnas de Carlos Pajuelo, contrastemos que junto a las alarmas del hambre en el mundo viene el estudio de que el 30% de los gatos en España están gordos. Asombrémonos, cuando leamos que Juan Cotino se ha rebajado un 20% los emolumentos, solo 113.698 euros, que percibe en las Cortes Valencianas, partámonos de risa, cuando nos preguntemos porqué y para qué hay que pagarle esa animalada. Se habla de regeneración de la clase política, más carcajadas. No es que los periódicos estén mal hechos, es que la vida la hemos hecho así de estúpida.

Si todo nos falla, acudamos a los clásicos. Rebusquemos, seguro que encontraremos, algo de Gila, de Eugenio, el número del vaso, la jarra y el agua de Tip y Coll. Si todo sigue igual,sintonicen un programa de Intereconomía, el que sea, píllenle el lado cómico, que todos lo tienen y verán como actúa como bálsamo divino, se sentirán flotando, por encima del bien y del mal. No se les ocurra tomarlo en serio porque en ese caso la úlcera está garantizada. ¡Ah! y vayan con cuidado con las uñas de ese gato rabioso.

Dado que el presente está más que negro y que el futuro inmediato, aun se presenta peor, porque no hay bemoles para podar donde hay que podar, no se quien, pero ha sido alguien, se está sacando de la chistera que hagamos como si volviésemos a los sesenta-setenta. Aquellos años tampoco fueron tan idílicos aunque el velo de la desmemoria nos los presente así. Se pretende que nos pongamos tan alegres como si de nuestro DNI nos hubieran recortado, ¿de que me suena esta palabra?, cuarenta años.

¿Para que queremos volver atrás? ¿Para dar los mismos traspiés?. ¿Para errar otra vez con “café para todos? ¿Para no rectificar lo que se legisló muy deprisa?.

fmc