30 marzo 2014

TROMPAS Y TRANCAS

Una par de días después de que a las 17:57 del 20 de Marzo se abriera la puerta a la primavera, se celebró, un año más, en Granada, en su inverosímil “Botellódromo”, municipal por supuesto, la llegada de la estación más sorpresiva del año, con una bebercia colectiva en la que participaron más de 19.000 jóvenes, viajados desde los cuatro puntos cardinales. En la juerga se bebieron hectolitros y hectolitros de alcohol, en todas sus destilaciones y nacionalidades, aliñado con química que induce a la inhibición y euforia. Como era de presumir, abundaron las intoxicaciones etílicas y de las otras, y como sucede todos los años, se ocultó el número de menores afectados por las mezclas. 
Al día siguiente el inconcebible Botellódromo granadino, apareció cubierto por toneladas de basura, que para vergüenza de todos, era escarbada ansiosamente por decenas de personas a la busca de algo para llevar al bolsillo o a la boca.
No me importa de que color fuera el “genial” alcalde al que se le ocurrió el invento del Botellódromo, pero estoy seguro que debió reforzar su idea con un “atraerá más turismo joven”, con un “si están todos en el mismo espacio estarán más controlados”, con otro “los supermercados verán como aumentan sus ventas”, y seguro que “con algo tienen que divertirse los mussassoss y las mussassass”.
Lo malo es que lo de Granada no es un hecho aislado. En Valencia se prepara un fiestorro para mediados de Abril. Miles de botellones se practican en todas las ciudades todos los fines de semana. Y no sabemos que hacer ni con ellos ni con los jóvenes a los que esta parece ser la única puerta de escape. En España hay miles de Concejalías de la Juventud y ninguna ha sabido crear planes alternativos al beber por beber, al beber para creerse realizado ya que en otros campos les dan con las puertas en las narices.

Los botellones, sean macros o sean micros, no son “cosas de chiquillos” aunque cada día se bebe con menos edad, es un gran problema que está ahí, delante de todos, y que no se soluciona con cuatro personas y un nombre, Unidad Móvil Informativa, cuatro personas para una ciudad desparramada como Valencia.

Publicado en Las Provincias 29 Marzo 2014

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