30 mayo 2013

PABELLÓN MARCOL, POLIDEPORTIVO NOU MOLES

No pude ver el reportaje de Jose Forés acerca de parte de lo que esconde el subsuelo de ésta, aun, hermosa ciudad, Valencia, pese a que cada día parece estar más inacabada, victima amodorrada de múltiples proyectos ideados, como dice Rajoy, sin sentido común. Decía que Forés había enseñado parte lo que está bajo nuestros píes, porque, poco a poco, se van sumando a esos soterramientos, las primeras piedras que no tuvieron segundas, los primeros agujeros que lucen como inútiles maceteros en la trama urbana.

Antes de que me vaya hacia otros rumbos, vale la pena recordar la magnífica, por multicolor, por libertad, tertulia que moderaba Jose Forés en la televisión de Las Provincias. Vendrán tiempos mejores que resuciten y reconozcan méritos. ¿Cuando? Cuando quieran nuestros tutores, ya que cada vez está más claro que ahora estamos muy tutelados, desde Bruselas, Berlín, las Islas Caimán, y hasta por el Torrebruno, Palomar dixit, que quiere a crear un puticlub de nombre Eurovegas, al que le van a hacer ordenanzas y leyes a su medida.

Decía por allá arriba, la variada obra pública, pagada con dinero público, pagada con ese dinero que ahora se tiene que devolver aumentado con intereses, pagada con ese dinero que ahora escasea para cubrir necesidades verdaderamente perentorias. Inventario de obras muertas y proyectos yacientes que se va incrementando conforme pasan los días.

Si fueran una o dos, las operaciones fallidas, podrías echar mano al infortunio, a los gatos negros o algo así, pero si la cosa va por decenas, no te cabe más que la pregunta sobre la negación para el cálculo que han tenido nuestros políticos más próximos, la enorme carga existente, en todos y cada uno de los proyectos, del cuento de la lechera.  Antes de la Crisis y durante la Crisis. Uno de los ejemplos muy evidentes es el del antiguo Pabellón Marcol, rebautizado como Complejo Polideportivo Nou Moles. Para complejo, los euros que se han enterrado en un proyecto inútil, por faraónico, que ahora no tendrán más remedio que volver a rellenar con tierra y redefinir que narices se quiere hacer en el solar del viejo pabellón.

Pero que no se preocupen,mejor dicho nunca se han preocupado, los ciudadanos, lo iremos pagando, resignados y muditos que es lo nuestro.

Fernando Martínez Castellano
30 Mayo 2013


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