¿Tiene Valencia, toda su área de influencia, un aeropuerto en consonancia con sus necesidades y aspiraciones?. La respuesta es rotunda, “No”. Pese a las eternas reformas que se vienen sucediendo en
Pero la gran pregunta, la que los cursis dicen “la pregunta del millón”, debe de girar alrededor de mantener o no, la actual ubicación del Aeropuerto de Valencia. Está claro que las instalaciones de Manises no las puedes cambiar de sitio con la facilidad con que mueves un sillón o una estantería, pero hay que pensar en ello. Hay que ir estudiando el nuevo emplazamiento para un aeropuerto digno de la tercera capital de España, eso sí, respetando su entorno, y los núcleos de población próximos.
Las presiones y exigencias del Consell, Diputaciones, Ayuntamientos, Cámaras y todo el que se apunte, ante el Ministerio de Fomento y el gobierno Central, deberían de haber ido encaminadas, desde hace muchos años, más por el traslado que por el crecimiento imposible, incluso cuando Álvarez Cascos se encabotó en el faraónico Aeropuerto de Barajas olvidando los demás, mientras por aquí, como decía el otro día Puche, nadie abría los labios. Si no se llega, como no se llegará al 2007, ¡ahora que se le va a hacer!, pero pensemos, sin resignarnos, un poco más allá, ni la vida, ni Valencia, ni su industria hotelera, ni sus Ferias, ni sus Museos, ni su Ciudad de las Artes, ni sus Fallas, cerraran sus puertas cuando finalice la última regata.
fernando martinez castellano 1 Febrero 2005
Publicado en Las Provincias
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