Cullera,
Junio de 1987. Se anunció que la tele local, en pruebas, transmitiría el Pleno.
Iba a ser, la primera toma de posesión de un alcalde televisada en directo para
el pueblo. Se retrasó el Pleno, en un principio previsto para las doce del
mediodía, para que el mayor número de cullerenses pudieran ver el evento. Todo
indicaba que Enrique Chulio sería reelegido, las urnas en las recientes
elecciones le habían dado 9 concejales al PSPV, casi el doble que el partido
que venía detrás. El Pleno y la tele en marcha. La Mesa de Edad, llamó a los 21
regidores a votar al Alcalde de Cullera para la legislatura 1987-1991. Parecía
cantado. Se procedió solemnemente al recuento. La cámara enfocaba la cara de
Chulio que se trasformaba cada vez que se leía un nuevo voto. Al silencio
inicial de los presentes, le sucedieron algunos ¡¡Ooooh!!, de inmediato se
convirtieron en insultos, voces por los aires, gritos de infamia, caras
demudadas por la sorpresa y por la ira. El recuento proclamó a Alfredo Martínez,
de Unión Valenciana, gracias a sus propios votos más los de AP, CDS y la
abstención de IU. Tiene que haber algún video por ahí.
En
Cullera, durante semanas, no se habló de otra cosa que de la cara de frustración
y la irritación del viejo alcalde al que le perdió, la vanidad de que su
reelección fuese televisada, más un cúmulo de traiciones en dos municipios
colindantes. ¿Por qué? Porque si el
Pleno se hubiera celebrado en la hora convenida, los concejales de IU no se
hubieran enterado, los móviles no habían llegado a nuestras vidas, que en esos
momentos el PSPV les estaba burlando, rompiendo pactos, en Tabernes de
Valldigna, colando a Josep Escorihuela a la alcaldía con los votos de AP y UV,
por delante del concejal de Izquierda Unida, lista más votada.
Ahora,
como hace veintiocho años, se han vendido muchas pieles antes de cazar al oso.
En la noche electoral hubo perdedores-ganadores que alzaron los brazos de la
victoria, sin tener en cuenta que tenían que contar con otros para hacerse con
el oso.
De
aquí al sábado 13 de Junio, puede suceder de todo, en la Comunitat y en España.
Las sorpresas, los pactos nonatos, las deslealtades, los posibles tamayazos, pueden
y van a estallar. No está la política española acostumbrada a los pactos a más
de dos bandas. Y aun menos a que estos pactos duren.
El
ejercicio de responsabilidad, de contener el ego, de domar, ¡ay! la ambición,
el anteponer el colaborar en la gobernabilidad cediendo algo, debería ser el
punto desde el que se iniciase el minuto cero de cada día de cada uno de los
electos en esta “nueva Administración” que han solicitado los ciudadanos
españoles con sus papeletas.
Se
inicia el tiempo de actuar y mostrar los “nuevos” responsables de la vida
municipal y autonómica, la capacidad de barrer corrupción y malos hábitos. Y
hacer algo más allá de los gestos. Les esperamos.
fmc
Publicado en Las Provincias 10 Junio 2015