El titular no es mío. Me lo ha prestado Mariano
Rajoy, al que le cuesta tanto que algunas palabras salgan de su boca. El día
que escuchemos, al impávido Rajoy, aunque
sea vía plasma, decir los vocablos “corrupción”, “caja B”, “dinero negro”, “Granados”,
“Barcenas”, nos dará un pasmo.
Cada día, aparece otro cadáver en el armario. Destapando
cadáveres, la capacidad de aguante de los españoles se pone a prueba, día si y
día también. El Santo Job fue español, no cabe la menor duda. En las dobles o
cuádruples hélices del ADN, llevamos unas dosis de paciencia no superadas por
pueblo, etnia, raza, casta, estirpe que pisa la corteza terrestre.
La corrupción nos está robando todo a todos. Qué
a nadie, cuando llegue Mayo, le sorprendan los resultados, los batacazos,
electorales. Qué entonces, a nadie se le ocurra decir “no me explico cómo….”.
El presente, leyendo, oyendo, viendo el presente, estamos viendo, oyendo y leyendo
los previsibles resultados del futuro, las consecuencias del hoy.
Pero no solo es cuestión de recuento de votos,
esto es ya mucho más gordo, es contemplar cómo se ha esquilmado a un País, cómo
se ha empobrecido a España, por un tajo de impresentables. Y no pasa nada,
quizás algunos acaben en el trullo, pero con los bolsillos llenos de por vida.
Aquí, no hay quien devuelva lo robado. Hace un rato, tertuliando, nos
preguntábamos unos amigos, de todos los colores políticos por cierto, ¿Gürtel
es el tronco de una gigantesca sequoia,
o solamente es una rama más del árbol? ¿Hay muchos gürtels? Cada vez está
menos claro. ¿Alguien está tirando, por fin, de la manta? Van a aparecer más
montones de basura. No es pregunta, es afirmación.
Hagamos acopio de tila, porque la vamos a
necesitar a chorros. Un tazón, por si acaso, antes de ver los telediarios. Dos
tazones, por la hipertensión, antes de abrir Internet y leer las últimas
noticias. Tres tazones para no recordar
los sumideros por los que se escapan nuestros impuestos y los recortes
que nos han pegado. No más tazones, la infusión de tila induce al sueño y dadas
las noticias que percibimos, los sueños pueden acabar siendo pesadillas.
No debemos ser ni tolerantes, ni blandos con el
enriquecimiento rápido de algunos, hay quien dirá muchos, políticos, que solo
han acudido para mangar. No más. Ni uno más. Por menos, en otros países habría
diluvio de dimisiones. No basta con pedir perdón, esto no es una cacería en
Botswana, esto es mucho peor. Es la hora de ceses, dimisiones y convocar
elecciones. Es la hora de la Renovación por motivos de salud del pueblo
español, por la Democracia española.
Y me revienta estar tan harto, estar viviendo
tiempos de tanto hartazgo. Hubiera querido escribir, sobre Claudio Scajola, y
su asombroso piso frente al Coliseo, en Roma, corrupción a la italiana. Les
estamos superando.
Fernando Martínez Castellano
Publicado en Las Provincias 29 Octubre 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario