“Nos jugamos demasiado como para quedarnos en
casa” Fue el lema del Partido Demócrata de los USA en la campaña que enfrentaba
a su candidato Lyndon B. Johnson con el republicano Barry Goldwater, allá por
el año 1964. Se trataba de evitar la abstención y frenar las locuras belicistas
de Goldwater que pretendía arrojar, como confetis, bombas atómicas, como solución,
en todos los puntos de fricción, incluido Vietnam, en los que los Estados
Unidos estaban metidos. Johnson, obtuvo un gran respaldo de los electores y
quizás en los años de su presidencia se alcanzaron cotas sociales, la más
importante la integración racial, como no se habían conseguido hasta entonces.
De fronteras, de los USA hacia adentro, fue un gran presidente, en cuanto al
exterior fue un autentico desastre para todos.
Por aquí, en los sesenta, nos enterábamos más de
lo que sucedía en Alabama que en Cataluña, sabíamos más de las revueltas de los
estudiantes de Arkansas, que de las huelgas de los mineros en Asturias. En la
dictadura, en España “no sucedía nada”, mientras que en el extranjero todo era
confusión.
Recordé todo esto al ver y escuchar una
entrevista a Mayor Zaragoza. El ex Director General de la UNESCO, como es
inevitable en estos momentos, habló de la crisis, y como es natural, propuso
fórmulas para que cada uno de nosotros haga algo más de lo que está haciendo. Y
expuso el ejemplo de Rosa Parks y en la primera línea de mi memoria colocó todos
aquellos graves acontecimientos de los USA que a falta del pan de noticias de
aquí, comentábamos Rafa, Carlos y yo.
Me acordé, que en alguna carpeta tenía anotada la
poliédrica frase de los demócratas, “Nos jugamos demasiado como para quedarnos
en casa”. Quedarse en casa, como igual a estar a ver que pasa, a esperar que
otros nos saquen las castañas del horno. Ni fatigas, ni agobios, ni leches. Hay
que apretar puños y dientes y salir de esta.
Al día siguiente, caminando por el Viejo Cauce,
fui a parar a los pies del Ágora. Miré la inútil mole azul, comencé a hacerme
preguntas, sobre recortes, ruina, despidos, paro y despilfarros, ¿para esto? y
a punto estuvo de rompérseme el baúl de las buenas intenciones.
Fernando Martínez Castellano
20 Septiembre 2012
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