Este parece el menos malo, pensamos. Altea,
pulsó el ok del mando. Más o menos, nos estábamos distrayendo con un programa
mezcla de entrevistas y humor, que ya enfilaba hacia su apoteosis final, hacia
el numerito de remate.
Y llegó. Vaya si llegó. Los
presentadores eligieron entre el público a un par de voluntarios. Se trataba de
subastar, a la baja, entre ellos y dejarse cortar el pelo al cero, en aquel
instante, testigos los asistentes en el plató y en las pantallas de las casas
de cientos de miles, quizás millones de telespectadores.
Las imágenes, los minutos, que
siguieron, no pudieron ser más humillantes, más indignos. Para todos.
Una persona, una mujer, consintió que
le raparan el pelo por un puñado de euros. “Es por vosotros, hijos” dijo mirando
a la cámara, poco antes que el par de presentadores entraran, con la maquinilla
en ristre en su cabellera.
Los que estaban en el plató, no se lo
creían. Unos se reían y muchos se tapaban la cara. Los que estaban en sus
casas, esperaban que asomara el truco, que la señora llevase una peluca de
atrezzo, que alguien dijese ¡Basta, hasta aquí! No apareció nadie cantando
“Inocente, inocente”. El rapado fue un autentico corte al cero. Baile, canción,
fin del show y a otra cosa mariposa.
Quiero pensar que el aplauso final
fue de la lata de aplausos, no del entusiasmo de los asistentes en la
grabación.
Quiero pensar que los presentadores
se sintieron muy avergonzados por el papel que les hizo desempeñar el guión, el
share y el vil metal.
Apagamos la tele y no la rompimos
porque no estamos para gastos.
Altea, giró hacia mí, y me dijo,
“Este País, Fer, está perdiendo la dignidad a chorros, lo que le han hecho a
esta mujer es miserable, si ha sido por una bufonada es miserable, si era una
figurante es miserable, si lo han hecho por la audiencia es miserable, si los
espectadores no reaccionamos nosotros también somos miserables. No puede ser
que encima de la desdicha se haga espectáculo. Tocamos fondo”
Entonces, me acordé de una película de
Sydney Pollack, “Danzad, danzad malditos”. Peliculon de los primeros años
setenta. Entré en Internet, busqué en Filmaffinity y esta es la sinopsis de
aquella película basada en una novela de Horace McCoy, “EE.UU., en plena época de la Gran Depresión. En medio de un ambiente de
terrible miseria, gentes desesperadas, de toda edad y condición, se apuntan a
una maratón de baile con la esperanza de ganar el premio final de 1500 dólares
de plata. Mientras los concursantes fuerzan los límites de su resistencia física
y psíquica, una multitud morbosa se divierte contemplando su sufrimiento
durante días”
La gran depresión de los años
treinta, tuvo efectos devastadores dentro y fuera de los USA.
La gran depresión de ahora mismo, ni
se sabe hasta donde vamos a perder.
Ayer por la mañana, leí que al show indigno
se le escapa la audiencia, también a chorros.
Publicado en Las Provincias 10 Diciembre 2014
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