Una par de días después de que a las 17:57 del 20
de Marzo se abriera la puerta a la primavera, se celebró, un año más, en
Granada, en su inverosímil “Botellódromo”, municipal por supuesto, la llegada
de la estación más sorpresiva del año, con una bebercia colectiva en la que
participaron más de 19.000 jóvenes, viajados desde los cuatro puntos
cardinales. En la juerga se bebieron hectolitros y hectolitros de alcohol, en
todas sus destilaciones y nacionalidades, aliñado con química que induce a la
inhibición y euforia. Como era de presumir, abundaron las intoxicaciones
etílicas y de las otras, y como sucede todos los años, se ocultó el número de
menores afectados por las mezclas.
Al día siguiente el inconcebible Botellódromo
granadino, apareció cubierto por toneladas de basura, que para vergüenza de
todos, era escarbada ansiosamente por decenas de personas a la busca de algo
para llevar al bolsillo o a la boca.
No me importa de que color fuera el “genial”
alcalde al que se le ocurrió el invento del Botellódromo, pero estoy seguro que
debió reforzar su idea con un “atraerá más turismo joven”, con un “si están
todos en el mismo espacio estarán más controlados”, con otro “los supermercados
verán como aumentan sus ventas”, y seguro que “con algo tienen que divertirse
los mussassoss y las mussassass”.
Lo malo es que lo de Granada no es un hecho
aislado. En Valencia se prepara un fiestorro para mediados de Abril. Miles de
botellones se practican en todas las ciudades todos los fines de semana. Y no
sabemos que hacer ni con ellos ni con los jóvenes a los que esta parece ser la única
puerta de escape. En España hay miles de Concejalías de la Juventud y ninguna
ha sabido crear planes alternativos al beber por beber, al beber para creerse
realizado ya que en otros campos les dan con las puertas en las narices.
Los botellones, sean macros o sean micros, no son
“cosas de chiquillos” aunque cada día se bebe con menos edad, es un gran
problema que está ahí, delante de todos, y que no se soluciona con cuatro personas
y un nombre, Unidad Móvil Informativa, cuatro personas para una ciudad
desparramada como Valencia.
Publicado en Las Provincias 29 Marzo 2014
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