Dicen las crónicas desde Alemania, que el
electorado alemán desea que el próximo gobierno federal, sea una coalición de
los dos grandes partidos, CDU y SPD. Quizás cuando se celebren las elecciones,
aun faltan unos meses, la aritmética parlamentaria marque otra cosa, pero por
ahora las encuestas apuntan hacia la idea de otra Grosse Koalition, como en
anteriores ocasiones desde 1946. En esa falta de temor al pacto, se apoya el
éxito y florecimiento alemán.
Regresemos a España. Hace apenas una semana, el
CIS publicó una macro encuesta en la que destacaba, que los españoles están
hasta más arriba del gorro de sus dos grandes partidos PP y PSOE. Para hacerlo
fino, a este hartazgo del sufridor personal, le llamamos “desafección a los
partidos políticos”.
Todavía no habíamos acabado de leer la encuesta
del CIS y ya estaban los dos portavoces del PSOE y PP, tirándose los trastos a
la cabeza con el “y tu más” del que tan empachados estamos los ciudadanos.
El PP olvida que fue oposición y el PSOE no
recuerda que gobernó.
Esta falta de memoria en los unos y en los otros
les lleva, de tiro, a transmitir la sensación de que por encima de todo
anteponen sus intereses partidistas, sus enormes parcelas de poder, a las
necesidades generales de un País, España , sus 17 autonomías, que está entrando
en cifras de precariedad más que peligrosas.
A los dos grandes partidos, PP y PSOE, a los dos,
les está viniendo de perlas, aunque suene a animalada, los sueños de un Artur
Más metido en campaña electoral. Sueños, utilizados para disfrazar la realidad
económica, la corrupción de su partido. Sueños, que el pragmático empresariado
catalán, no tendrá más remedio que ir aligerando, cuanto antes.
Lo bien cierto es que mientras comentaristas,
tertulianos y acollonados, que los hay, están pendientes de “la situación
catalana”, la pobreza avanza en España a
demasiada velocidad, el desespero en muchas familias, el futuro cero, crece
y crece y las perspectivas, con rescate o sin rescate, para el 2013 son de
pánico.
Pero ellos, PP y PSOE, siguen en la incapacidad
de pactar algo de interés general. Lo imposible, hasta que se lo imponga Merkel.
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