Me han contado, que este Gobierno ha creado la
Dirección General de Mensajes Jeroglíficos, y la tiene escondida en uno de las
galerías subterráneas de La Moncloa, justo al lado del quirófano que
instalaron, según el lenguaraz Bono, ya lo avisé, no confundir con el cantante
de U2, para que muy en privado, operasen de almorranas, que suena como más duro
que hemorroides, a Felipe González.
Bueno pues, en la Dirección General de
Jeroglíficos, conocidos, entre los miles de funcionarios del complejo
presidencial, como “los jeros”, se dedican a darle la vuelta a todo el
lenguaje, llaman tarde a la mañana, noche al amanecer y así con todo. Pasan el
tiempo jugando al “mundo al revés”, reinventan el lenguaje, reinterpretan el
diccionario y transmiten instrucciones, muchas instrucciones. Cada día, emiten
un boletín, que difunden vía WhatsApp, Viber, SMS y mails, titulado “El eufemismo
de choque de hoy, ya que mañana quizás será tarde”.
Y salen las insinuaciones, las ambigüedades, los
equívocos y los despistes, hacia los oídos y los ojos de los indefensos
ciudadanos.
Mi amigo Gustavo, de amplia memoria y cultura, me
dijo, hace tiempo, que ve los telediarios flanqueado por su entrañable iPad y
la Enciclopedia Espasa, y está a punto de contratar los servicios de un
leguleyo y un filólogo, para que le desentrañen tanto mensaje críptico y tantos
laberintos cretenses como se esconden dentro de las declaraciones de los
miembros del Gobierno, todos los miembros desde la cúspide hasta el que pinta
las verjas del complejo y basto entramado de La Moncloa.
Ahora se dice “indexar las pensiones” en lugar de
decir “que se aprieten los machos los pensionistas que las van a pasar muy
canutas”. Lo de “indexar”, término utilizado en informática hace muchos años,
es otro de los palabros usados en lugar de recortar. En nada saltarán a la
arena “exfoliar” y “deshojar” y “aire de otoño” en vez de llamar de una
puñetera vez cada cosa con su nombre.
Vulgaricen el lenguaje, háganlo
comprensible, que se les entienda, no teman, eso del miedo, nos toca a
nosotros. Es difícil que les queramos menos de lo que les queremos, ya lo ha
dice hasta el CIS.
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