Al deporte español, de fronteras para adentro, no le estallan
grandes escándalos. Es más, cuando alguien apunta algo, aunque sean unos
muñecotes franceses de látex, surgen por las esquinas patrias unos cuantos
alcaldes de Móstoles, otras tantas Agustinas de Aragón, y ¡ojito! gabachos, que
aquí se monta por esto, otro dos de mayo.
Vamos a ir con el fútbol que para algo en España es más que un
deporte, el gran hipnotizador. Al fútbol impoluto.
Por aquí, no ha habido, como en Inglaterra, guardametas
sobornados. Ni como en Francia, equipos enteros comprados. Ni como en Italia,
partidos amañados para alterar las apuestas. Ni árbitros bajo sospecha.
Nuestras Ligas y pese a los miles de millones de euros que se ponen en juego,
caminan inmaculadas por encima de las aguas del mar tenebroso de la corrupción,
sin que ni una gota les salpique. Cada año, se habla de maletines que van y
vienen, pero nunca pasa nada, siempre se dice que se prima por ganar, nunca, se
insinúa que puede ser por perder. En
fin, un mundo perfecto, eso es lo que queremos creer, flotando en un océano
pringado por todas partes.
Puestos a no plantear problemas, ni tan siquiera somos capaces de
afrontar la violencia que rodea algunos partidos de fútbol. Siguen siendo los
propios clubess los que, en muchos casos, amamantan económicamente a los ultras.
De cuando en cuando se les desmadran, pero siguen mimándoles, no sea que en
algún momento se les ocurra andar con pintadas o con inoportunos cantos.
Y ahora, me extraña que no aflore ningún escandalito, deportivo o
financiero, porque mira que esto distraería al personal y desviaría los focos
de tanta corrupción-circomediática, de tanto recorte, de tanto sobresalto, de
tanto acongojado futuro.
No se sabe si es, porque todavía no toca, ocasiones van a sobrar.
Quizás haya terror a levantar la punta de la alfombra, debajo hay caimanes.
Quizás haya pánico a que estalle ya la burbuja del balón, que tarde o temprano
va a estallar.
Como deben de estar sufriendo en silencio, Ayuntamientos, Hacienda,
Seguridad Social y lo que queda de las Cajas.
Que no teman esto también lo pagaremos entre todos, incluidos los
que no les gusta el fútbol.
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